viernes, 9 de septiembre de 2011

Sé todo

Con tus piernas de borrón de lápiz
de la mano del niño en su cuaderno,
delgaditas cual borrasca distante
en el horizonte que se acerca,
con tu mirada brillante
de obsidiana,
lacerante,
frágil,
con tu cuerpo envuelto en la piel
de azúcar mascabado, clarita donde
no le da el sol por la pena que le da llegara ella, y
tus manos que no saben lo que quieren,

con tu risa de granizo en la ventana,
con tu lengua de anzuelo y
acertijo
con tus labios que saben que me quieres y
tampoco saben lo que quieren,

con tus besos de esquina clandestina y
tus dedos reptando por mi vientre cual gusanos,
te quiero con tus noes y
tus seis y
el odio que me tienes cuando te hablo y
descubres que sé de tus locuras atadas
a tu cuerpo y
te pido que tengas cuidado
al sembrar tu pasado de fantasma,

te quiero aunque te vayas y
jamás regreses, aunque te sientes
a pescar lombrices con el cordón de los zapatos y
te caiga tanta lluvia que se alacie tus cabellos y
otra idea, otro cambio te florezca,
te quiero con mis ojos de no estar enamorado
porque sé todo lo que eres, porque se quien eres.


Gayo. En una tarde que pareciera propicia para levar anclas, para levar banderas blancas, para solicitar un armisticio, o para fingir una derrota en lo que todo pasa.

Nota 1. La palabra se queda donde uno la pone, por ello hay que ser cautos al ponerla.

Nota 3. La nota dos sigue con sus querellas, al parecer levantará ante algún poema sus banderas de huelga.

Encantos

No lo sé, tal vez creíste que ese; adiós, me dueles porque te amo, me desintegraría en un tris de la faz de la tierra, o que me convertiría en parafina y al día siguiente con el calor de la mañana me encontrarían como un charco sobre la acera, o tal vez, hubiera sido mejor, me trastocaría en una verde manzana y alguien me pariría en dos con su afilado cuchillo para después meterme en la licuadora con un poco de agua y azúcar y luego apretar un botón hasta que quedara la piel y la pulpa mezclada uniformemente con el agua y servirme en un vaso de cristal, beberme sin que tuviera oportunidad de mojarle los labios y le calmara la sed por un rato, por un instante, por nada, no se hubiera molestado, es usted muy amable.

Pero no ocurrió nada de eso, a lo mejor en vez de decir lo que dijiste debiste expresar doctamente; abracadabra, o quizás alguna palabra mas encantadora para que por mi fin, dejara de cumplir mi promesa de amarte, quién sabe, tal vez la luna no estaba en la posición correcta o peor aún, no había luna en el firmamento, ¡ya sé! dijiste las palabras certeras y moviste tu barita en proporción correcta para que mi cara se volviera el amasijo de lágrimas que es ahora y mi alma pendiera de un hilo y mi cuerpo se encorvara buscando por el suelo una respuesta. Bah, qué sé yo, lo que diga no importa, total, de encantos solo conozco tus ojos y tu palabra.


Gayo. 8.9.11 en un medio día escondiéndome del sol que en la calle me abrasa el cabello, los hombros, la espalda y me hace sentir mas miserable al comprender que es lo único que tengo para abrazarme.

Nota 1. ¿de donde salio la acepción onomatopeya? – de un pollito al cruzar la calle cuando volteo y vio que venia un auto a toda velocidad y dijo – oh, no, me atopella….tssst

Nota 2. Los pollitos no hablan…

Nota 3.que ganas de sembrar otro septiembre, uno sin mentiras, sin héroes de pacotilla, sin gritos de independencia. Que ganas de sentarse en el sillón a disfrutar la libertad sin aspavientos, sin televisión, sin presidente.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Enferma

Esta tarde se quebranta,
le llueve tenue en sus aceras
y en el horizonte no se colorean
sus mejillas, nadie pasa, no se abren
los capullos de paraguas y el silencio
es de campo desahuciado, llueve lento
como queriendo atrasar la llegada de la noche,
como si tuviera miedo,
como si esta vez no pudiera esconder
la cara en sus nubes de almohada,
pide luna en la pared,
pide una luz que le alumbre la mirada,
esta tarde no está bien, debe estar enferma…

Gayo. 2.9.11 en una tarde diferente, extraña…

No importa

de donde venga, si de la alborada fresca que despierta
su modorra en las tejavanas con los últimos
maullidos de las gatas o del silencio triste
de quién no encuentra
luna para aullarle y reventarse la garganta,
si regreso, acaso, del medio día de un domingo
con sus frustraciones,
con sus planes,
con sus cantos,
con sus hambres o de las buenas tardes cómo están todos en casa,
no importa si vengo o regreso -que es lo mismo-
del odiarte tiernamente con toda el corazón y
desear que te enamores a rabiar hasta que pierdas
en la almohada las lágrimas de todos los mares,
la conciencia y
luego sin piedad y
sin mirar atrás no te digan nada y
te abandonen,
o de rezarte y
botar la servilleta en donde te escribo el poema
en donde caben todos los besos y luceros,
lo mismo da de donde venga,
de un camino de ida que otro de regreso,
lo mismo da el olor de las fragancias mezcladas
con el aromas de los cuerpos que el aroma
de los cuerpos que no huelen a nada,
no importa si es en un autobús de vuelta
en donde no cabe ni un alma y
siguen abordando cuerpos,
gentes y
seres que nunca supieron que tenían alas,
no importa en donde esté o en donde me difume,
si me escondo entre las palmas de mis manos
o debajo de las sombras, si camino rápido
o me detengo a fumar en una arista de la vida
que después será allanada por alguna otra ilusión amante.
De todos modos, amor de manzanilla,
no importa si soy los pasos del león en una jaula y
vengo sin ti del amarte que es el lugar en donde me dejaste,
total, vengo de las noches con los ojos cerrados de soñarte
a soñarte despierto con los ojos abiertos de adorarte..

Gayo31.8.11 en una tarde en la que su silueta se escondió atrás de una sombra que pario su luz en mi recuerdo.

Nota 1. Me he cansado de fumarte mensajes de humo, de escribirte en al vapor de las tazas del café que nunca platicamos, de escribirte y botar al cesto el poema en donde caben todos los luceros y los besos..
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Diferencia

En ocasione siento que te burlas
de mis días de morder las uñas y
de mis noches de bajarte estrellas a pedradas,
del viento que despide mi aliento cuando
me ensaño con las margaritas,
con el té de tila,
con diente de león y
con el maldito azar que juega a los dados en mi contra,
siento que te eriges como dios del olvido del paraguas
de las suelas rotas y
del llanto de las nubes sobre las aceras,
siento que te burlas del daño que le ha hecho tu mirada
a mis ojeras y
del hueco huérfano entre mis brazos que se enroscan
entre ellos pidiendo que te salves,
que regreses,
que te des, por Dios, en tregua, y
vengas a evitar la muerte de mi cuerpo
envenenado por su propia sangre,

siento que te burlas porque te odias y
por ello te castigas alejándote de mí
que soy el que ama en esta historia, y
navegas sobre tu amargura de no saber quién eres, y
¿sabes piel de azúcar?
tu desamor tiene los mismos síntomas
de tu amor cuando estabas, la diferencia
es que son más serios, un poco menos tiernos…


Gayo. 2.9.11 en una tarde con sol y viento, con avisos de lluvia por el rostro más al rato, con avisos de razón por sobre todas las sombras…

Nota 1. Cuando el amor es de verdad el desamor llega tierno, cuando el amor ha sido tierno el desamor llega maduro…

Nota 2. Le preguntan a un niño; ¿le temes al Diablo? Y responde categorico; yo no le temo ni al Malamen, ¿y quién es ese? –No sé pero siempre que rezan dicen: y líbranos del Malamen!


.

Qué haré

qué hago contigo ahora que me dueles
tanto de tanto adorarte,
ahora que mis labios saben a tus pies
en cada beso que se muere en otros labios,
ahora que comprimes todo lo que hay y
lo que sobra en mi pecho,
ahora que me brillas en los ojos de la noche
al descubrir tus realidades en mis ojos
de mirarte sin mí a tu lado.
Qué hago con lo que creí de palabras que venían
lindas,
tiernas,
llenas de esperanza y
de un plumazo sin piedad las has cambiado.
Qué hago con tu piel de mascabado
que no sale de mi piel de telón de fin de obra y
que sabe que la única razón para tu fuga
es que descubriste un nuevo huerto
en el que estas probando las mordidas y
el resultado de esos frutos.
Qué hago con tu voz de cielo y
de borrasca que truena en mis oídos
cuando recuerdo que el poema que ahora muere de silencio y
no pudo colgarse en tu pecho esa noche de tormentas,
de jabón y
ducha.
Qué haré, lámpara de luz, con tu caída
cuando tu pasado te persiga y
me hayas olvidado tanto que ya no te reconozca y
no sepa cómo encontrar la fuerza y
Dios no lo quiera, ya no pueda sujetarte…

Gayo. 5.9.11
Parto, voy al refugio del sueño, hoy veré caer una a una las prendas que cubre tu cuerpo, veré caer la salea que cubre tu alma, veré caer uno a uno tus huesos y cuando no quedes nada; te reinventaré…

martes, 30 de agosto de 2011

Coartada sin puntos ni comas


qué en dónde estaba mi mirada aquella noche
en la que tu piel de noche tibia
se hacía cargo de la mía y
mis manos rudas con sus palmas despeinas y
sus dedos húmedos de tus cavernas caían rendidos
a un costado de la cama dándose ante tu mirada presos
del vaivén
de las olas bravas agitadas por la tormenta de tu cuerpo

qué en dónde estaba el brillo de mis ojos
que buscabas de testigo
para que esa noche de tu piel de noche
se quedara como orden de amo a su sirviente
en tu mente para siempre y
no la encontraste ni
gritando ni
gimiendo ni
levando con tu lengua de acertijo
las membranas de mis ojos

estaba corazón de arena presente respondiendo
a tus caricias como ausente
quemándose como haz de azufre
cual pabilo
como mecha a un lado de las lindes de tu cuerpo
despojándole con el ruido del silencio a la razón de su conciencia y
contando y
recontando sobre un cielo blanco
las estrellas y
cometas y
silbidos y
los truenos de los fuegos de artificio


Gayo. 30.8.11 en una tarde en la que hasta el viento en la calle suena a su aliento, sabe a suspiro y con su ulular sólo me recuerda como esa noche se rindieron a sus pies cada una de las prendas.

Nota 1. Entre un amigo y aquel que se dice amigo, hay una vida de diferencia.

Nota 2. la chica boba del salón, buenísima por cierto, le dice al novio; amor, tengo un retraso. A lo que el novio sin prestarle mucha atención le responde -¿uno?, tienes varios, pero así me gustas.

Nota 3. No hay peor machismo que aquel que sin saber, o sin querer, o tal vez sin pretenderlo, inculcan las madres a sus vástagos.

Pd; Se lava y plancha ropa ajena, sólo fuera del país, precios competitivos, trabajos recomendados por la más vieja de mi casa, interesados (as) mandar boleto de avión y viáticos.

Víctima de un sueño

Esa noche las cosas se dieron de tal manera que sólo quedaba esperar a que los invitados se fueran cada cual a su habitación para hacernos uno del otro, para que sus dedos recorrieran el mapa de mis carnes y los míos escribieran sobre la suya algún poema que hablara de amor, pasión y sexo, o tal vez sería mejor que hablara sin amor del sonar de sus huesos al compás de los míos, de su hermosa piel canela que cubría su hermosa carne y que a su vez cubriría el bao de la nave que transportaba mi alma en busca de la luz de la suya.

Esa noche estaba puesta para que la ropa cayera, y cayó, sin orden ni plan ni estrategia, la orden pudiera haber sido que la ropa dejara su piel al descubierto ante mi mirada que descubrió que su hermoso color canela era más tenue donde el sol por pena y por la misma ropa, pocas veces tocaba, pero la ropa calló como minuto de respeto ante el sortilegio de los besos y se fue a caer chistar al rincón más lejano de la cama.

El plan era romper las leyes de la física y ser dos materias, una materia, de nuevo dos materias y luego una materia en un mismo espacio, se trataba de corroborar que en ocasiones, durante algunas noches, el sumar uno más uno da como resultado uno.

La estrategia era darnos sin darle oportunidad de parlamento a la tregua ni al armisticio, usando las sábanas aladinas como bandera de guerra si bajarnos de ellas y redoblar la ofensiva, los ataques y asaltos, la toma por la buena de las trincheras, el tomar su alma como prisionera y después intercambiarla por el rehén que ya era la mía.

Esa noche las cosas se dieron como se preveía, todo en lo horizontal fue más que bueno, lo malo es que me quedé prendido de su alma, de su cuerpo e inteligencia aún sabiendo que todo era de paso, solo una noche, solo un rato.

Me dejó porque su hacer no era a mi lado y porque mis expectativas –curiosamente lo único en lo que diferíamos- no correspondían a las suyas que eran más de broma, más de un sólo día con su noche, y realmente lo siento, pues yo soy serio, bastante canalla pero de amar a largo plazo. ¡Demonio! Me había prometido olvidar esa noche ¡pero qué carajos!, ¿a quién puede molestarle ser víctima de uno en los sueños de soñar por las noches?.


Gayo. 30.8.11 en una tarde con nubes grises que pronostican lluvia en los techos, en las aceras, en los prados, en los ojos, en los recuerdos y tal vez, ojalá y así sea, en su corazón.

Nota 1. Las noches sin luna y mis labios sin los suyos son primos cercanos de la melancolía.

Nota 2. Esta nota se rehúsa terminantemente a ser cómplice de las melancolías.

Nota 3. a la Nota 2 se le ha levantado un acta administrativa por rehusarse a cumplir las labores para las cuales fue contratada.

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Penitencia

tal vez no debieron
ser mis manos en tu piel de noche tibia,
en tu mar de ojos
de palabras
de boca
de pezones,
tal vez no debió quebrarse mi mirada tuya
ni mi verbo en tu palabra,
tal vez no debió mi boca haber sido
en tu cuello cueva abierta de ladrones
intentando contagiarte de mi aliento,
tal vez no debiste ser espejismo en mis pupilas
ni dolor de amor en el costado izquierdo de mis ruegos,

no lo sé…

quisiera ser titiritero, mago, o
simplemente el relator de mi pasar por este mundo y
variar el rumbo de lo hecho desde
el día previo al conócerte y
escribir como memoria el haberme quedado
plantado en la estación esperando a que llegaras y
que no llegaras y
después recordar la cama fría y
no tibia,
seca y
no como la dejaste,
sola y
sin nosotros, y
sembrar en este año un nuevo calendario
con un mayo menos mentiroso sin pecados para ti,
ni los sueños de tormenta que en mis ojos
te sucedieron como eterna penitencia…


Gayo. 30.8.11 en una tarde después de ver entre la multitud del metro una hirsuta cabellera cual de león, una espalda delicada de tres cuartas justas, un andar de mar con un perfume tenue como rosas y después saber que un espejismo es también una mentira…

Morir de amor es un morir lento, pero jamás será el camino para la salvación.

Mi país se ha vuelto rojo, por donde quiera escupe plomo, por donde quiera deja dudas, lutos y pesares, mi país estaría mucho menos de dolor si se murieran los políticos corruptos.


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lunes, 29 de agosto de 2011

Sabe


si la piel de aquella noche
se quedó como carne entre las uñas
cuando la luz que mora en mí trató de detenerte y
te marchaste con la firme decisión de ser recuerdo,
ausencia,
sólo carne, y
aún así
fuiste bello espejismo bello en el breve instante
que tu cuerpo durmió a una cuarta de mi mano manca,

te quedaste cual pecado, cual brebaje de salvado,
como hilos de tus prendas en mis hombros
al regreso por la calle fría,
oscura,
sola
con la realidad entre las manos oliendo a sexo,
a tu aliento,
a esperanza de un adiós adelantado, y
total,
olvidarte para qué,
si eres en mis ojos como luna en novilunio,
en mis labios como garfio con tu lengua de carnada,
como azúcar mascabado en mi piel que sabe a qué te extraña.

Gayo 28.8.11 en una tarde en la que he visto en otra esquina sus aristas, en otra ciudad la banca de su parque, en otras avenidas sus curvas sus rectas y su y griega, en otra imagen su imagen que me vio a los ojos y no era yo lo que buscaba…

Cuando probé la sal de sus ojos supe el sabor de todos los mares.

domingo, 21 de agosto de 2011

Escombros

Qué sería de mi entorno sin las tardes
frescas de nostalgia seca,
sorda,
muda,
de las tardes con la mirada desnudando
al asfalto sin mover las hojas,
de mi voz que despierta antes de mí
en cada noches con tu nombre y
suena a plegaria antigua,
al bálsamo que cura mansamente los despojos
que no duermen más, que se saben intoxicados
de sombra y
suelo,
de dolor y
duelo,
de noches que se hacen tarde entre el sisear
del viento que silba tu nombre
entre los dientes apretados
de la gris persiana.
Qué sería de mis letras -testigos
de mi entorno- que se miran entre ellas
asombradas sin razón ni luz ni sombra, y
de mí que creo todo y
nada y
que te invento en la caída de las tardes
entre los escombros de mentiras,
a mi lado, de verdad a mi lado y
en cada verso.

Gayo. 20.8.11 en una tarde con caída lenta, con versos tropezando con el horizonte celoso de sol y luna…

Nota 1. Pase a la Nota 2.

Nota 2. Gracias por pasar por aquí, pase a la Nota 3

Nota 3. En un restaurante de lujo el mesero pregunta: Señora, ¿Vino de la casa? -No, vengo del trabajo.....

jueves, 18 de agosto de 2011

Capital


Tu piel de sal sin ti en todos los recuerdos
de labios y besos de aceitunas y
de dos palabras vanas
que nacieron sordas,
que murieron mudas,
que arden y
renacen en mis venas,
que se velan solas sin cirios
con falsarios credos,
con apócrifos rosarios,
Tu piel de azúcar en mi piel sin ti ni dudas
ni sombras ni partidas y
lo que escondí atrás de tus oídos
para que te salve,
para que un día cualquiera,
una tarde bella
o una noche cuando te despiertes,
te sirva de hostia y
te absuelva.
Tu piel de mar y bruma de sueño y nube,
de arena terrón de mascabado,
mal mimada, mal versada,
pobres de mis dedos,
sigues siendo tú, capital de sal y azúcar,
de esperanza y
sueños con amnesia.

Gayo 18.8.11 en una tarde en la que escribir sabe a tónico de no me olvides, a esperanza de que me recuerdes, a la misma locura de haberme creído de tus labios que eterno, siempre y nunca si existen.

Sin nada que decir de nuevo

Cuando le hice la promesa, ya habían pasado por mi piel bastantes cuerpos, por mi corazón uno o dos amores, por mis enmarañadas letras mil versos que sabían a mil mentiras, por mis días, días de olvidar y días de recordar y de calar con tinta sangre, por cuestiones de la amnesia, en la corteza de mi diario cada gota, cada lluvia, cada viento con todos sus suspiros, cada caricia con todos los luceros y sus fuegos de artificio, iniciales entrelazadas que no decían nada a pesar de recordar con cada letra su mirada.

Desde que levanté de debajo de aquella higuera al desolado ángel de la guarda que aun cuidaba el cadáver de aquel tipo que aún tenía en sus manos las monedas del pago y me volví un autentico canalla, siempre he tratado de decir la verdad, así que vano hubiera sido decirle a este nuevo amor que sólo a su piel habían adorado mis dedos, que sólo a su corazón le había rezado después de construirle en mi memoria su templo, ¡no!, la verdad ante todo, bien sé que le dije justo antes de que nuestra ropa, bajo su propio albedrío, se acomodara en el rincón de aquel cuarto de aquel hostal en aquel día de hace dos años, que mi vida ya tenía su “amor de mi vida”, que ya me había cortado por otra piel las venas, que ya sabía yo lo que era morir tres veces al día como prescripción docta leída en alguna revista del corazón, pero que no se preocupara, que ya había aprendido a esconderme tras las esquinas y sacar por el filo de ellas sólo mis ojos para que nadie me reconociera, que ya tenía experiencia como aparecido en el café donde nadie me esperaba, que ya había comprendido que todo mundo sabe quién es el mudo del teléfono a las tres de la mañana, que ya había jugado a ser humano y que podría amarle tanto o más que cualquiera, que sentía que su amor era distinto y que le prometía serle fiel por los siglos de los siglos aún cuando después de que su muerte acaeciera en su carne y sus huesos y otro ángel se atravesara por mi vida y tuviera que besarle, no por amor ni para calmar la lívido, sino para conjurar su mala suerte de ser eterno y aun afrontando el riesgo de que mis labios se volvieran a fundir y de nuevo se desfiguraran, le seguiría amando.

Apenas son dos años que se largó sin importarle nada y que por su puesto ya no tengo para mí la piel que cubre su cuerpo, no sé, pero creo que me deprime estar olvidando tan pronto las gotas de la regadera al cruzar su cuello y después su pecho, su abdomen y después el propio llanto del agua al reventar en el suelo, el laberinto de su rubia cabellera, los ciento diez lunares que habitaban en su piel de leche como auténticos luceros, el aroma de su aliento envidia de la flor de manzanilla, su mirada tan larga como mar en calma, ¡ah! como le extraño a mi lado aunque cada día que pase rompa un poco mi promesa y le ame menos y menos le recuerde.
¡Demonios! ¿Por qué seré tan falso?

Gayo. 18.8.11 en una tarde en la que he descubierto que en el mercado se vende de todo, menos infusión para sanar los recuerdos.

lunes, 15 de agosto de 2011

No muy tierno


Podría ser una vez, no más,
una en la que mis dedos se perdieran
en tu piel de noche,
de azúcar mascabado,
de canela en agua tibia como elixir
para el buen dormir,

una vez, no mas,
para perderme en tu mirada luz de luna,
una en la que tus cejas se erigieran
cual prisión de uno de mis sueños, el que mas,
el que es bueno e imposible pero no muy tierno,
una vez en la que después, ni modo, fueras casi el lodo de mi ojos,
casi agua de sanar,
casi todo para que al partir de esa vez pudiera reinventarte,
una vez y
otra y
todas las de recordarte.

14.8.11 en una noche de luna…. Y que luna

Nota 1. Hay lunas que merecen, como la de hoy, que uno saque los pañuelos de estación, los pañuelos blancos de temporada, o una cesta para que caigan copitos de luna para la mermelada de los malos tiempos.


Nota 2. Bebo porque soy egocéntrico... me gusta cuando el mundo gira a mi alrededor.
Nota 3. ¡Le dispararon a Mansalva!; mansalva está muy grave en el hospital…. tsst

jueves, 11 de agosto de 2011

Pobres

Pobres de mis sueños cuando me abandonan
en esa muerte dulce de olvidarte, y
de mis ojeras que no se aguantan ni ellas mismas
cuando le nacen a mis sueños sólo
porque dejo de soñarte, y
después, también mis ojos que cerrados
no las reconocen como cuando abiertos
en las noches de pensarte te miran en el techo y
se sienten de verdad pobres y
huérfanas y
se secan como tarde de verano en la almohada como asfalto, y
más tarde,
que amarga es la saliva al despertar y
levantarme sin haberte reinventado, casi tan amarga
como cuando tus labios encharcados de saliva
endulzaban con escándalo los míos
hasta que la azúcar mascabado palidecía
de amargura al saberse ignorada,
pobre de mis sueños
que no saben más que fecundar ojeras cuando no te sueño.

Gayo 11.8.11 en una tarde dulce como higo cristalizado, como mandarina en temporada, como tú en mis labios, como tú en mis brazos, como siempre cuando te recuerdo.

Nota 1. Pobre tú cuando hasta en sueños olvido ese rincón secreto que sólo los dos conocemos.

Nota 2. no importa cuánto hablen de mi, ni de todos los chistes tontos que inventan de mi persona, de todos modos yo sabré renacer de entre las cenizas como el gato Félix!!!!!!

miércoles, 3 de agosto de 2011

Reo

creo sin saber ya en lo que creo,
que me he vuelto reo de las caricias que me regalaste y
que germina en mi piel como esperanzas pues te busco
en cada noche,
en cada perfil del techo o
la cortina,
al lado del camino de mi mano debajo de las sábanas o
por encima de la almohada y
en cada imagen veo tu piel de leche salpicada
con los te quieros que esas tarde a tu lado ocuparon
el lugar de los lunares,
de los luceros,
de los juegos de artificio,

perdona cariño si solo veo la desnudes de tu piel
pues te veo como más me gustas,
acaso cubriéndote con mimos de mis manos,
con las palabras de mi alma que puse en tus oídos,
con la ilusión de que te quedaras a mi lado hasta
que te inventara nuevos verbos que cubrieran
en tu alma la desnudes que no era mucha y
la de tu piel que era tanta que aún la exploro cada noche,
no sé como olvidarte, y
que conste que he inventado nuevas formas,
nuevos besos, otros brazos, muchos trazos,
más desdichas y
de nuevo olvidos que nada vale,
que siempre regreso a tus brazos.

Gayo. 3.8.11 en una tarde recordando que tengo que por su propia prescripción tengo que olvidarle.

Nota 1. En un circo; ¿señorita, su novio es celoso? – No caballero, es el payaso-

Nota 2. Qué fui en ti, una tarde, dos tardes, unas manos, un deseo cumplido, un pasatiempo que cómo rompecabezas ha cumplido.

martes, 2 de agosto de 2011

Agua

Nos están creciendo, ave de mi sueños,
los olvidos, la mesa, la cama,
el trecho entre café y
café y
los silencios que se apenan en el diario,
las cosas que nos disgustaban y
que ahora se hacen de tal forma cotidianas
que ya no vale la pena hacerles la gala
de los sortilegios de buenaventura,
las paredes de la enredadera y
las buganvilias…, las distancias,

nos está creciendo sin delicadeza la lectura de la letra muerta
en los espacios que otrora usábamos para los besos,
las llamadas,
los suspiros y
el cuerpo a cuerpo entre los brazos,

está creciendo la añoranza
del tú y yo de otros tiempos,
las noches con la vista fija en el techo,
los finales con un solo punto
sin reconciliaciones que ahora saben
a sal con aguan de los ojos en la almohada,

qué derrota es esta que nos crecen y
nos crece
como viento de aleteo de golondrinas extraviadas en invierno,
cristal de mi mirada, nos están creciendo alas
mientras la vida se nos va como agua por los ojos.

Gayo 2.8.11 en una tarde que se siente como otra tarde, como otra bruma, como si la soledad se anidara en la parte izquierda del nido que le guardo.

Nota 1. Deberían ser más largos los momentos de pensar que uno es el que le da importancia a las cosas, a las gente, al tiempo compartido y más breve los momentos de mirar las calles que nos miran.
Nota 2. Los notarios están tan llenos de palabras ajenas que no les da tiempo para sí mismos, ni para no mismos.
Nota 3. Y… entonces, en un arrebato de desamor el azúcar le dijo al café; a tu lado mi vida es amarga.

viernes, 22 de julio de 2011

Que fueras tú

Me gustaría que fueras tú
quien con saliva
restaña la cicatrices atrasadas de tu amor
que no comprendo,
de mi amor que no enamora,
del que como daga fue luna dedicada a mi pecho,
del amor que se hace flan de mascabado,
mandarina y
uva pasa y
que me distrae y
no deja dormirle los sueños a la almohada
ni ladrarle a la luna las coartadas.
Me gustaría que fueras tú
quien cortara con las lindes de un poema
mis venas para que se caigan como ramas y
ya no sigan creciendo como enredaderas por tu amor y
tus caderas y
tus playas y
praderas.
Me gustaría que fueras ahora tú con tu aliento
quien sacudiera de las axilas del árbol de las iníciales
los recuerdos que te atoran el regreso,
los nidos huérfanos de versos y
fueras tú quien escondiera ahí algún suspiro de poema
que no muera cada que te olvido.

Gayo 22.7.11 en una tarde recordando que el tratar de olvidar es sencillamente la forma mas dulce de recordarte…

Nota 1. ¿Cuál es la forma menos educada de enfriar el te? -quitándole su saquito-
Nota 3. La nota 2 se caso con el notario y se fue de luna de miel…

jueves, 21 de julio de 2011

Un rincón

Si soñara contigo, es decir, dormido,
sin conocerte, olvidando que te sé y
no te olvido,
imaginando en mis labios el sabor de tu piel de mascabado,
inventando de experiencias veniales y
antiguas el contorno de tus piernas,
mintiendo que en tu ombligo no he dejado
un beso dormido
ni en tus oídos mi voz nerviosa recitando
un verso
mientras la alfombra contaba
la caída de las prendas de tu ropa.
Si te soñara con la piel con viento en popa y
el viento fuera mi aliento y
ante él y los vellos y
los pliegues y
lunares sucumbieran todos los deseos
dando paso a los pasos de mis dedos y
mis labios y
mis labios y
mis dedos enterraran en la nada las preguntas
de tu historia y
las cicatrices se borraran al primer suspiro de tu pecho y
después los poros se nos contrajeran
para no exhalar ni un ruido que nos distrajera y
el sudor del calor de mi mirada cayera por los ojos gota a gota,
cuenta a cuenta que en mis manos formaran un rosario y
de nuevo yo a tu pies bellos sin preguntas y
lunares y
el ulular de las sirenas salvadas por el faro cantaran sin ropa
ni pliegues la canción que nos debemos sin suspiros ni cicatrices, y
yo desnudo desde el alma hasta los huesos soñara contigo y
mi sueño me fallara y
me ahogara en la burbuja de algún llanto;
¿tú, piel de mascabado, me harías un rincón junto
a la ropa del rincón para quedarme a vivir
lo menos otra historia a tu lado entre tus sueños?

Gayo 21.7.11 en una tarde en la que los mosquitos no han esperado a la noche para saborear las carnes, ni los aullidos han podido esperar a la luna para recordarte.

Nota 1. ¿En donde duerme el camote?... –pues en su camota-
Nota 3. Será qué la nota 2 se me olvidó o será que habrá ido a echar novio con algún notario?

lunes, 18 de julio de 2011

Espacios

hay lugares, calles, avenidas, ciudades enteras
en donde las aguas encogen los espacios,
en donde no queda más que tomar calma
como gotas homeopáticas,
en donde los sitios publicitarios
nunca más sabrán a corazón entrelazado
con el nombre propio regalado,

hay parques en donde las estatuas
se reúsan a ser el asidero de palomas mensajeras
que no han sabido darle vida a la correspondencia y
se dan por bien vencidas ante las sombras
de ajenos clandestinos que se besan,

hay avenidas con esquinas como axilas arboladas
en donde los espacios se contraen al recordar el reposo
de las rabias sobre un pecho con lunares de luceros y
músicos trashumantes que recorren las entrañas y
las venas y
las pieles de las calles donde no estuvimos, y
que sin embargo,
sin empacho,
sin memoria recuerdan la canción que nos debemos,

hay ciudades que recorro con las dedos recorriendo
de nuevo los misterios de tus cejas, recordándote,
creando fantasías para hacerme a la idea de que nunca exististe,
bautizando fuentes con sus propias aguas y
distinto nombre para conjurar los espacios que se encogen.

Gayo 17.7.11 en una madrugada en la que el sólo recordarte pulveriza las cobijas, las almohadas y los sueños donde nunca nos dormimos.

sábado, 16 de julio de 2011

Otros petalos

no te preocupes de nada
ni de los sies y
los noes marchitos como pétalos de margaritas,
ni de lo que sientes ni sentiste
cuando el viento le gruñía a la desesperanza
en la noche más cerrada,
ni de la tormenta que disolvía, cuando me extrañabas,
junto a tu rostro la sal de las nostalgias bien lloradas,

no te preocupes por enmendarle
el peso de tus pasos a tu paso por mi lado,
-si aún te sabe a pecado- confiesa
desde el alma lo que hicimos, y
mientras lo haces y
tu confesor muerde sus labios empapados de su baba,
recuerda mi boca ocupada en tu nuca y
en tu espalda y
en la encrucijada del jardín que me tenias reservado,

no te preocupes del desliz de tus palabras
allanando el camino de mi cuerpo a tu tálamo aladino
ni de las mentiras
de tu alma a la mía que hoy por cándida
paga regando con los ojos flores
en un campo que aún me sabe santo,

no te preocupes por no haberme amado,
ni por haber cerrado
tus ojos al al contacto de mi tacto,

preocúpate, agua de mar, de no soñarme
cuando duermas
por las tardes,
cuando sueñes
por las noches,
cuando sientas que me sientes
el sabor en otra boca y
creas que mereces en la vida otros sies,
otros noes,
otros petalos,
otra oportunidad, y a mì ya nada me preocupe.


Gayo 15.7.11 en un atarde de viernes sin nada que hacer, sin nadie a quien reinventar, sin ganas de sentir en los pies el agua de la acera..

miércoles, 13 de julio de 2011

Extravío

El tiempo nada tiene que ver con las agujas tiesas y
formales que sólo saben de una dirección,
de girar hacia un destino y
que sardónicas sonríen vuelta y
vuelta sobre las caratulas y
las paredes y
las muñecas, bolsillos y
estaciones,
nada tiene que ver con las hojas verdes
ni las secas que ondean
como velas atadas y
libres de los calendarios,

El tiempo ahora es un perfil
de tu rostro en mi recuerdo,
un halo de luz intentando levar las sombras
de mis miedos, una ráfaga de viento
erotizando mi piel de nuevo cual si fueran
tus labios a una cuarta de suspiro de los míos,
una fracción de hielo congelado en tu silencio,
la esperanza que duerme y
duerme cobijada con la ilusión de los planes
que entre la distancia de los dos ya han sido sepultados,
tu piel de mascabado disolviéndose en tus dudas.

El tiempo en tu ausencia nada tiene que ver,
nada escucha,
nada siente,
todo asfixia,
el tiempo es sólo el latido de que vuelves,
la arritmia de que no aparezcas,
las notas de un teléfono que suena ausente
cuando no eres tú imponiéndote a tus miedos
sonando a agua cristalina del otro lado con tus tartamudeos.

El tiempo es la vida sin sentido de la realidad,
la realidad sin un sentido creyendo que tú
nunca exististe,
de que sólo fuiste el extravío del tiempo en un sueño.


Gayo. 13.7.11 en una tarde con la lluvia tan tenue que parece que las nubes tiene pena de caer a los pies de quien no las comprende.

Nota 1. ¿Será que el piojo es el más veloz de los insectos nada más porque siempre va a la cabeza?

martes, 12 de julio de 2011

Tarde

Hay tardes en las que se me indigesta
tanto el silencio que me nace
en los cielos una luna
que no es ni linda,
ni llena,
ni tiene el signo
de tu acerada sonrisa de anzuelo,
tardes de tantos silencio
que sólo me cabe por las orejas
tu forma desnuda con tus lunares y
tus luceros,
con cientos de verbos pendientes como pendientes y
de tus tartamudeos de miel como rulos
librando la lucha contra tus dedos bajo la ducha,
tardes en las que la soledad copula con los demonios y
nace de nuevo en el vientre un nuevo silencio
que ataca los huesos y
silencia el pecho y
se atora sin agua
en el cuello,
tardes sin lluvia ni rebanadas de pan
que me pasen de la garganta el duelo,
tardes de recordarte sentado mirando la calle y
otras que duelen y
que arden
al recordar como sea tu silencio.


Gayo 11.7.11 en una tarde descrita con tanta obviedad que creo que aburre.

Nota 1. - le dice un chinche a una chinche; Te amo chincheramente.

viernes, 8 de julio de 2011

Alas

Ojalá se cansará de mirar sobre la arena,
sobre lo largo de las playas y
se acordara del mar de mi mirada,
de mis ojos,
de mis dedos en sus cejas y
se le quitará la sed del agua de las regaderas.

Ojalá se acordara de mi amor y
del arroz sobre la cama y
olvidara el hambre de las pieles que calientan y
que no arden y
que solo dejan solo hambre.

Ojalá viniera por lo menos,
por lo más,
por Dios a sanar el cadalso que es mi día y
otro día y
los días con sus noches que tocan sobre la ventana
con los nudillos una triste melodía y
a las que el insomnio no le ha levantado
el veto del camino a mi cama.

Ojalá colgara sus alas de mariposa en mi socorro y
desempolvara las blancas del armario,
ojalá se despertara y
un haz de luz le platicara que sólo
a mi lado el olvido envejecerá haciéndose un extraño.


Gayo 8.7.11 en una tarde en la que el agüita menuda del cielo sólo hace recordar besos que ya estaban bien sanados en el cajón de los te quiero.

Nota 1. ¿Que se pone Superman cuando sale de la ducha?... super-fume.
Nota 2. ¿Cómo haces para enfriar el té?... le sacas el saquito.

miércoles, 6 de julio de 2011

Ecos

Tu cuerpo se repite en el silencio de mis rezos,
en el hueco de mis brazos, a lo largo de un suspiro,
dulce en la oscura noche de cada parpadeo,
húmedo como el afán del primer beso.
Cae lento a una cuarta de mi pecho
como cuando tu mejilla se rendía
sobre mi piel a reposar del sexo.

Tu cuerpo se repite en los ecos de mis ruidos
como si cantaras y
no te hubieras convertido en silencio
en arena debajo de la ducha ni vapor
de las tazas de café sin prisa.
Se repite terco como si tu necedad de mariposa
no te hubiera regresado a vivir de nuevo
en las ciénagas absurdas de las moralinas.

Tu cuerpo realmente no fue bueno en mi cuerpo
si lo hubiera sido te recordaría con pereza,
sin embargo, desde ese día tu mirada de obsidiana,
habita en las conchas de los caracoles de mis ojos y
en el hueco de mi pecho que se me repite en cada palpito
en cada sueño,
en la oscuridad y
de inmediato
en la luz
de cada pestañeo.


Gayo 6.7.11 en una tarde en donde la lluvia se siente anticipada en cada coyuntura, en los huesos, en los lagrimales, en el alma.

viernes, 1 de julio de 2011

Fragüemos

Deja los juicios atrás de la cordura,
allá en el rincón,
junto al closet o que se laven con burbujas de jabón y
permite que te corte del jardín de los huérfanos de sexo
un diente de león que no pierda la melena al primer suspiro,
ni se sonroje con las verdades que te ocultan los espejos y
que te recitan como oraciones tempraneras
mis ojos curtidos de espejismos,
déjame cortar tu juicio,
la razón y
la cordura,
ya nos nacerá sobre tu pecho algo nuevo,
otro diente de león entre garabatos de cuaderno,
entre la paja que se riega con el agua de mis ojos,
entre ojeras suspensivas,
permíteme, agua de luz, mirar tu desconcierto
cuando el sol abra los ojos, cuando la luna se maquille
con el rímel de la noche,
cuando el viento le pida venia al pasar a las rendijas
de las alas de la guarda y la persiana.

Déjate levar a un lado de mi almohada las velas
de tus sueños y
fragüemos en los despertares un andar
que no rechine ni resbale sobre asfalto,
que haga huella al pisar el avispero del estomago.
Déjate podar con mis dedos, misterio de azúcar, las plantas de tus pies
para que me crezcan por el cuerpo como piernas, como enredaderas.



Gayo 1.7.11 en una tarde que pudo ser solamente pasada por agua y que sin embargo en su viento como suspiro se escondía un beso tímido que por fin llegó a mi mejilla, a su destino.


Nota 1. El pulpo quería casarse y pidió la mano, la mano, la mano, la mano, la mano, la mano, la mano, la mano de la pulpa

Nota 2. Era un pulpo tan pervertido que solo se excitaba con la pulpa de fruta.

jueves, 30 de junio de 2011

Labios

No pudieron perderse en el abraso de tu beso,
el fuego, Azul, corría en otras partes de mi cuerpo,
incendiaba cada vello,
cada poro,
cada vena, las ganas…, mi piel que se curtía
con el fuego de la tuya flor sembrada en horizonte.
No pude perderme en tu mirada de obsidiana,
intuyo que mis ojos estaban volando en otro plano,
sospecho que cerraste las ventanas.
La lluvia de tu aliento se escurrió, despacio,
lento, como sollozo de gruta buscando reposar el alma,
como llanto de lluvia ocultando otras miradas.
Tus labios saben cuánto es mi deseo de hacerte
un altar sobre tu piel de tarde en compañía,
tus labios saben que en mis labios
se derriten, miel de mascabado.


Gayo 17.5.11

miércoles, 29 de junio de 2011

Despertar

Debería dejar de preocuparme
de las cosas importantes
de los días y
ocuparme del barniz de la escalera,
regar los tiestos que le adornan con begonias, y
hacer,
con las hojas del calendario a las que aún les queda vida,
aviones de papel en tiempos de sequia,

atrapar las migajas rastros del reloj
en un frasco que se coma la alacena,
de la luna la miel de tus caderas y
del amanecer la letra que le debo tus labios, y
tatuarle, por la tarde, nuevamente al árbol un

para que no se te olvide
y
a un lado un
yo
para dormir tranquilo,
encender después, la lumbre del café con tu mirada,
despertar del sueño a la verdad si es qué se puede, y
entonces sí, seguir pensado en ti…

Gayo.29.19.11 en una tarde con los párpados pesados como juicio, como telón de escenario sin públicos, sin aplausos, ni taquilla, ni tus labios.

Nota 1. ¿Cuántas personas caben en una manguera?.... un chorro
Nota 2. ¿Cuántos ayeres habrán muerto sin volver a ver la luz de neón del hotel de paso?

lunes, 27 de junio de 2011

Colección

Colección

Tal vez sea que sean tus cejas la huella
que le falte a mis dactilares, y
tus ojos a mis ojos clavados como alfiler
sobre mi mirada,
tal vez sea tu voz desnuda haciendo eco entre techo y
cama como cuerda de guitarra y
alguna de mis letras el acorde necesario
para que las musas se levanten de su sueño
aún desnudas y
que no se vistan y
que no se cubran y
que le aúllen o le ladren por los dos a cada luna.
Quizás sean mis manos las llamadas a desenterrar
tu pecho de la arena para escribir
en él con la espina de una rosa un verso
que resista hasta la agonía los empeños de la ducha y
las burbujas.
Quizás sean en ti mis manos las manos
que derriben las murallas y
encuentren en tu frente la estrella de papel
que quiso ser marina y
dejó todos los mares cuando supo de tus cejas,
de tu frente, de tus ojos, de tus labios,
de las locuras de mis dedos y
de tu mirada en la mía clavada
como colección de mariposas en el corcho.

Gayo 27.6.11 en una tarde húmeda lejos de casa, soñando con los ojos abiertos.



Nota 1. era un tipo con tanta mala suerte que se quiso suicidar lanzándose al vacio... y estaba lleno.

domingo, 26 de junio de 2011

Tu mirada

Qué agua de rezar serán esas las de tus pupilas
que me miro en ellas y
al mirarme las ojeras sólo veo olvidos
que me saben ya benditos. De qué es el brillo
tan intenso de ese tu mirar de atardecer en calma
que sin miramiento en dos parpadeos derrite
la cera de los santos con los que a menudo
santiguaba los rincones de las culpas.
Aún no determino a que sabe tu aliento y
mis labios ya te saben a gotas del cielo de una gruta
con su manantial sereno,
casi mudo,
casi virgen,
casi nuevo…, y
no sé si sabes a insomnio de ratón bajo la almohada,
a locura o cordura, a velas nuevas en antiguo viento,
a magia en la brújula de remendada barca,
a credo escrito en el pecho, a letra nueva.

Aún no sé quién eres y ya tengo para ti
las ataduras de un suspiro, el ombligo como anillo,
el lado bueno de de mis brazos,
una almohada, y el rezarle a tu mirada.


Gayo 17.5.11 en una tarde en un ciber de paga mirando cómo la tarde se va tranquila…

Nota 1. Si hay “y” griega, “ i” latina, ¿Por qué no hay gelatina.

miércoles, 22 de junio de 2011

Algo así

Como tener la respuesta clavada en las manos,
como adolecer de una caricia que en defensa
propia te recuerde y
sin embargo te recuerde,
como atesorar tu último beso
en el cuenco del deseo cual estigma del crucificado,
como, mira caramelo mascabado, este mi puño
en donde duerme la respuesta que ha de dar vida
a tu esperanza o
muerte a las ojeras donde duerme la ilusión
de que por fin ambos sepamos que regresas a mirar
desde el balcón de mis zapatos la luna de aullar,
la luna de los cuerdos de atar,
la luna de ayer con su eclipse y
tu recuerdo y
que el ayer fuera tan tierno que de verdad lo tuyo en mi piel
haya despertado apenas hoy por la mañana,
es algo así como tenerte en mis manos de agujero y
sentir que eres la respuesta a la pregunta clavada en mis manos.


Gayo. 17.6.11 en una tarde en la que los recuerdos se agolpan en cada esquina, en cada avenida, en el andén de la estación donde jamás nuestros ojos se miraron, en la taza del café que sólo se termina cuando la mesera dice; hasta aquí, ha salvarse a otro lado y entrega la cuenta sin rencor y teniendo un suspiro de propina.

Nota 1. Le dice un iguana a otra iguana; ¡carajos!, somos iguanitas…
Nota 2. Aquel dado tenía un ego tan enorme que exigía que en público le llamaran; Rubik
Nota 3. Le recuerdo sin odios ni amores, sin suspiros ni temores, sin preguntas ni respuestas, con un suspiro sí, para que nada nos amarre, para que nada nos una…

Adorarte

Que ganas de dormir un poco más para buscar
el hechizo que se extravió entre las sábanas
del sueño aquel que al despertar sin ti pario
tremenda ira y
mal insomnio, y
disecar las hojas de nuestro calendario para
luego ensartarlas con las agujas del despertador
de los mañanas en el corcho como mariposas
para que nada ni el tiempo ladre tu partida,
para que nada ni mi voz le aúlle a tu luna, y
colgar en la alacena papelitos amarillos
que recuerden con puntualidad
lo que hace falta en la despensa junto
a los días de guardar los nudos de atar el llanto
que se anida entre pecho y espalda,
entre el recuerdo y la nada,
entre los sueños de nadar tu mar donde me ahogaste.
Que ganas de beber un vaso de hiel endulzado
con dos gotas de tu llanto y
escuchar tu voz preguntando ¿qué ganas con amarme tanto? y
responderte caramelo mascabado; nada que tú entiendas,
nada que te ate, sólo adorarte en mi recuerdo.


Gayo 21.6.11 en una tarde bajo un cielo tan encapotado, tan lleno de llanto, tan lleno de tus recuerdos que lloverá sólo por empapar los suspiros que te he sembrado…

Nota 1. ¿Qué nacerá de un suspiro bien sembrado?

Nota 2. Anuncio en el “aviso oportuno” ; Eyaculador precoz busca mujer para... bueno, ya da igual…

jueves, 9 de junio de 2011

Rosa

Déjame quemar con tus vientos
las vela de mis últimos otoños, y
que no quede tela,
que no queden dudas
acaso quede por si acaso sólo una brasa.
Incendia en tus noches con sus sueños o sin ellos
los temblores de las idas que le queda a mis carnes,
mis obscenas manos que así te rezan en el templo
de tu piel canela y mascabado,
déjame fundir mis labios en la pira
del lunar que nace en el muños de tu manzana, y
después que sólo queden las cenizas sin mi alma,
sepúltame, terrón de fuego,
en tu pecho nido de mi hoguera,
en tu ombligo manantial de luz y
toda sombra o
en la rosa de los puntos cardinales
nacimiento de tu sexo.

Gayo 2.6.11 en una tarde en donde hasta el agua se incendia.

Azul

Azul de nube gruesa al hablar en serio y
lluvia tenue después de las sonrisas,
profunda como sótano de océano
con trebejos,
peces de aire dulce,
huérfana de anzuelos y
carnadas,
con estrellas alumbrando los caminos,
misteriosa como gruta con su manantial
de ensueño, con el verbo tan oculto
que despierta el insomnio entre mis sueños,
azul tu voz, azul océano,
como viento de suspiro demorado…

Gayo.4.4.11 en una tarde de calor infernal, con la manzana decorada con corbata y un sinfín de negativas de trabajo…

Ojalá

No puedas cambiar ni a golpes de rezo
el hecho de que con amor fueran
mis versos y
mis manos las que a tu alma desnudaran,
ni mis labios los que en tus pies, aroma de pereza,
guardaran para luego el amor de un mar con cada
uno de sus besos,
ojala no puedas en tu mente cambiar
nada de lo hecho y
lo sueñes y
lo añores y
te redimas de las culpas y
regreses a cumplir el acto de cubrir mi alma
de la desnudes en la que la abandonaste o
cuando menos regreses a cubrir el cuerpo
que me arde en cada gota que dejaste
con todo lo hecho,
con tu farsa disfrazada de palabras,
con tus manos dispuestas como sábanas.


Gayo 5.6.11 en una tarde recordando la luna de ayer que se pintó en el cielo cual sonrisa de anzuelo, cínica como carnada, altanera como diosa de las madrugadas.


Nota 1. Y sin embargo lo único más bello que la luna de ayer, es su hermosa sonrisa.





.

No me pidas

No me pidas que te diga que te amo
corazón de pétalos de cielo,
mejor te canto una canción sin letras
para que jamás se gaste,
te cuento las pestañas que custodian
los sueños de tu vientre,
atesoro en la cajita de tu pecho
las miradas de la luna cuando crece,
o te cuento el cuento del nacer del viento.

Pídeme cosas sencillas alas de mis sueños,
el número exacto de los sollozo de los muertos,
el disfraz de la mirada de la soledad sin culpa,
la fórmula del nudo de atar los cabos,
el dolor del trueno.

Te quiero como quiero cada metro de aliento,
los colores que disfrazan en mis ojos los lamentos
cuando no te veo,
el agua del llanto de los cielos que lava mis mejillas
cuando llueve en mi alma tu ausencia.

Si quieres te escribo una oración sin ángeles,
ni credo,
ausente de todos los cielos para que de tus piernas
custodiadas por las mías
nazca el amor posible,
pero no me pidas que te diga obviedades,
no compliques mi hacer con necedades,
no me pidas que te diga lo que todos saben.

Gayo 1.6.11 en una tarde viendo que la mitad del año ya valió madres.

Nota 1. Todos los vicedioses son ateos.
Nota 2. ¿qué religión tiene Dios?





.

jueves, 26 de mayo de 2011

Creo

Sospecho que le estas ahorrando
una hecatombe a mis sentidos,
que tu silencio es premonición
de una mirada seria,
que los pétalos de margarita han caído nones y
que intuyes que es mejor seguir así a poner
de nuevo las misas de angustia en mis labios,
que prefieres el silencio al arriesgue de la mil mentiras
que pudieran ser verdades y
que los proyectos que pudiendo ser sueños cumplidos
ya se han marchitado,
temo que nuestro cariño a nacido muertos
como mariposas que no llegaron a su termino,
que aunque solo viste poca piel de este cuerpo
no te apeteció en tus manos y
las venas de mis brazos te gustaron sin cortes,
sin dramas, sin navajas.

Déjate tormenta de mis sueños, déjate en mis manos,
yo sabré hacerme luz de luna, farola de la esquina,
pagina de un libro, metáfora de olvido, un día,
eternas noches y después, solo un recuerdo.

Gayo. 12.5.11 en una tarde en la que el calor hace estragos en mi nieve de limón.

Debimos

Debimos ser aves de papel en busca de su viento,
aves del paso a paso por el lecho,
papel escrito en el anverso,
la fotografía de lo que no ha pasado.
Debimos ser el verbo del entierro,
la palabra con la que se cierra el epitafio,
un suspiro,
un soplido,
no el aliento.
Debimos ser ave con alas de ceniza seca,
sólo sexo presto sin interrogantes,
sólo piel sin sentimientos,
un vaivén sin ritmo en las caderas,
un sacar agua cada quien para la muela en su molino.
Debimos ser materia muerta y seca.
Pero soy de piel y verbo y me aterro en el silencio,
en mis alas siempre queda una yesca
que se incendia cuando escucho
la sin razón de la ausencia de tu verbo.

Gayo.25.5.11 en una tarde en la que las alas de concreto se derriten de tanto calor, una tarde extrañando aquello que jamás existió.

Bla

Duerme y
con ello da por terminada la palabra,
cierra el pico, acribilla el mañana,
le pone fin a la homilía de la carne,
los besos y
los huesos.
En la estación de la cara oculta
de la almohada nunca se detiene el verbo,
el sueño se mantiene vivo el tiempo
que el esperma tarda en llorar de
nada,
de duda,
de ducha.
Duerme, el silencio ocultará lo hecho,
el acto morirá con el ocaso,
todo es lo mismo, bla,bla bla,
un infame equivoco.

Gayo. 21.5.11 desde el balcón de una madrugada recluido en la miseria de un silencio patrocinado por el alma.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Dedos

Las palmas de mis manos no los reconocen
cuando ansían las palmas de tus playas y
las buscan con las luces de los faros,
mis dedos se están enamorando
de esa piel de atardecer sin prisas,
de esas curvas de canela y
mascabado debajo de la espalda,
de ese andar sobre los sueños de uno
con tus piernas largas sin pisar los aleluyas,

mis dedos buscan misas y
reclaman a los cielos tus mejillas,
demandan de tus mares las agua sin prisa
que enjuaguen sus pecados,
suplican canela y
mascabado, piel de atardecer en cuna,
sólo dormir un rato, un instante,
una vida hasta que al tenerte para sí y
para no,
se vuelva viejo el horizonte.

Gayo. 11.4.11

martes, 10 de mayo de 2011

Olvidarte

Lo malo de que te hayas ido
no es en sí que hayas partido,
ni que entre uña y mugre se te haya
escondido la carne que sobre mi pecho
protegía el corazón que te latía,
lo malo no son las arcadas de ida
de los intestinos, ni las vueltas del dolor
con vomito de miel y hiel, o las carcajadas
del insomnio cuando se le trata de dormir
con un vaso de leche tibia, lo malo no es
que te hayas llevado el anillo quitapón
enredado en el dedo de los compromisos,
ni que en el afán de escuchar un si al deshojar
los pétalos de margaritas se me haya congelado
hasta la tierra , o que jamás me despertaras
por las noches con tu codo en mis costillas
para ponerme sobre aviso de que aquel que duerme
en soledad recibe al día siguiente de tu voz un buenos días,
lo malo, agua del deshielo de mis tempestades,
es que en tu prisa de salir de aquí sin raspones
ni heridas te llevaste entre los cascos la razón
que tiene el olvido para razonar cada partida,
la razón que en tu tiempo perdí para amarte y
que aún no se recobra para olvidarte..

Gayo.10 de mayo...

viernes, 6 de mayo de 2011

Palabra

Ya no es digna del aroma a miel y leche,
ni del sonido de la melodía huérfana de letra
que mis labios tarareaban al contacto de los tuyos
para contagiarte de palabra,
se nos murió por incendiarla
a leña seca en la hoguera y
no a fuego lento, por no calentarla
con la piedad del baño maría,
agonizó con la distancia,
con las eses de la carretera y
el sisear de la serpiente viva
en los cables del teléfono,
en la o del nudo de la cuerda
que se erigió en dogal, en horca,
en balcón para mirar de frente al patíbulo
como si fuera la puesta en escena de una obra ajena,
perdió su dignidad antes que la fuerza.
Los estertores le llegaron cual suspiros,
como gemidos de arrepentimiento,
cual sollozos sin laringe ni pulmones.

Se nos murió de ausencia terminal, amor, y
con ella todo lo posible, las reconciliaciones y
el derecho al visado en las garitas del recuerdo.


Gayo. 5.5.11 en una mañana sabiendo que dentro de unas horas será tarde, pero de ninguna manera una de mis tardes…

Nota 1. En ocasiones el valor consiste en enfrentarse cara a cara y sin mascara a los fantasmas propios, derrotarlos y bajarlos al plano de la realidad.

Nota 2. En ocasiones la realidad es tan “x” que parece un cuento de verdad.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Pretileando

Que triste debe ser
el deseo
que se duerme en cuna de zapatos
encerrado en el armario,
abrigado por las capas del polvo
de los días que se caminaron sin huella
como ser perdido,
junto a los besos de ojal en la solapa,
sin tallos,
ni pétalos,
sin puntos,
ni botón de flor ni buenas noches.

Que tristes deben ser las comas
que por un descuido
he dejado en el tintero junto al deseo
de carne y
hueso
junto al amor del buenos días y
los días que cansados de llegar
recargan la cabeza
sobre los codos
en el pretil de la ventana.

Gayo 4.5.11 en una tarde acompañada por desconocidos, añorando las tardes del local

miércoles, 13 de abril de 2011

Sueñeandonos

Casi siempre tengo la palabra presta,
lista, ágil en la boca de la cara y
cara en los intestinos,
tengo casi siempre, por si acaso,
una paz y
una guerra, un verso lánguido y
tieso por si es ya tarde y
las despedidas se avecinan,
un grito de furia por si en mis sueños
ya te has ido, un epitafio lindo por si acaso
en mis días de andar despierto me abandono
a mi olvido y
no te sueño en mi andar contigo.

Casi siempre me nace en la esgrima de las lenguas
un verso tibio por si las discordias amenazan con el frio,
la conjugación perfecta de una promesa
que merezca el respeto para darle vida,
una palabra que tal vez para ti no sea justa
pero que hilvana en mis súplica tu nombre con mis rezos.

En mi siempre el casi siempre eres tú cristal de mi mirada,
contigo las palabras se me duermen en los labios,
tiemblan de antemano en el terror
de caer en el campo de batalla acobardadas o
mudas en el camposanto, aún tienes el poder de hacer
que me truene la vida con los dedos,
de hacer que algo revolotee acá en el estomago.

No sé qué tan bueno sea que sepas todo esto,
pues no sé si haya sido bueno para ti
el haberme tenido en tus sueños,
pero lo menciono porque para mí fue bueno
saber que mientras dormías en mi sueños me querías,
porque yo te quiero siempre, en mis sueños de a de veras.

Gayo 13.4.11 en una tarde donde el calor ya ha dado cuenta de la corbata que se ha ahogado en el sudor de las angustias.

lunes, 11 de abril de 2011

Sexeando

De todas las veces que hicimos el amor,
me quedo con aquella que lo hicimos
cuando el interés no era tanto,
aquella con las manos frías,
con los labios perfumados y
salados por la cena,
aquella en la que los besos,
el ritmo y
el sudor
apenas fueron suficientes
para darle cause al trance.

De todas las noches que hicimos el amor,
con o sin imaginación de fuego,
me quedo con aquella en la que el amor
fue una palabra apenas musitada como rezo,
aquella en la que los peritos del cariño,
los estudiosos del respeto,
los tristes y desconocidos y
todos los vecinos en su desesperación
nos gritaron basta de silencio y
la noche no durmió por los maullidos
de las gatas enceladas que intentaron
despertar antes de tiempo a la aurora.

Me quedo, amor, con aquella vez
en la que nos espiaban los luceros
apuntando es su memoria cada movimiento,
aquella en la que los clandestinos corazones
dibujados en las libretas de las colegialas suspiraron,
aquella en la que al hacerlo aún con desgano
abrimos el portón del infierno y del paraíso,
pero entendimos que al hacerlo con amor
lo que hay atrás de esas puertas, es mismo.

Gayo. 9.4.11 en una tarde en la que la temperatura templada ha decidido tomar el sol.

Díando

Los días de guardar mi piel debajo de la tuya
están muriendo de recuerdos, de todo y nada,
de hipo y tos,
de suspiros serenados bajo el cielo sin luceros y
mañanas de lunes con los codos sobre la ventana.
Las noches de enseñarle a la noche
a ser eterna entre los pliegues de cortinas,
caries de persianas, mis brazos y tu abraso
se están pudriendo antes de los onomásticos
en medio del sopor de las palabras,
entre cirios vigilantes que velan
todo verbo,
todo verso y
los sí lo haremos que no se defendieron,
que no tuvieron el valor, que no dijeron nada.
Los días hijos de semanas largas y
de años concebidos a destiempo
se están quedado atorados entre notas amarillas
colgadas de las hojas de los calendarios,
ahorcados en las manecillas del reloj
que marca el anteayer con pausa y con desgano.
Los días de guardar mi piel adentro de la tuya
invocan con demencia a tus dioses un remedio,
no les basta con sufrir amnesia en defensa propia.


Gayo. 9.4.11 en una tarde con tantos grados de calor como grados tiene el ajenjo, tan caliente que las lágrimas se abrazan al sudor para olvidarse de la soledad, para evaporarse juntas.

Lastimeando

Es casi una lástima que tu potencial de amante
se diluya sólo a solas debajo de las sábanas,
es tal vez casi un pecado ardiente que permitas
que mi semen no se deposite donde debe,
es decir, allá en el cuenco de cuerpo
que mi ego dice que me extraña,
que me añora,
que desean apretar mi carne
hasta que de ella emane el zumo de mi fuerza y
la fuerza de mi edad sobre tu espalda.

Si tus ganas no estuvieran tan ancladas
a esa tu moral tan perniciosa,
a ese creer que el tiempo no se acaba,
a sentir que es mejor estar cual sombra lejos
del este cuerpo que te extraña,
ya sabrías más de los misterios del va y ven
que se da sólo por placer sobre la cama,

si no fueras tan envidioso con tu piel y
a tu piel le permitieras llegar hasta este
cuerpo que deseas, a la piel que le rodea
al bao bajo mi ombligo, ya te habría hecho
cerrar de nuevo la mirada en la luz blanca
que se da en un orgasmo,

si no fueras tan duro, acaso un tanto necio,
mis palabras te sabrían dulces a poesía
y ya estarían cayendo las murallas de tus telas y yo,
acaso una vez mas bajo el poder de tu mirada,
sería de nuevo la preocupación de tu experiencia
con ese respírate de extraña manera,
con el disfrutarte hasta la noche,
hasta mañana,

si tan sólo me dieras la oportunidad de nuevo
de partir en dos tu cuerpo e incendiarlo
con el mío y
apagarlo con mis jugos y
de nuevo abrasarlo,
a carta cabal ya sabrías,
ya sabría,
si el sexo entre los dos ha sido o no, sólo fantasía.

Gayo 8.4.11 en una tarde ardiente con horario de verano en donde las ideas se diluyen como cirio de cera, como luna al terminar su ciclo, como el humo de un cigarro poco disfrutado.

Guarideando

En los mares de mis días
aún flotan los escombros
del bajel que me quemaste,
las ceniza de los trapos que
se arrullaban con los vientos a tu lado,
vigas,
tablas y
mis huesos que aún no se reponen.
Aún se puede ver flotando el lábaro
que ondeábamos para medir
en el aire la buenaventura
que decíamos sería el horizonte.
Sin ti tanta agua es muy salada,
tanto que la sal de mi mirada
ahoga el recuerdo
de tu dulce mirar entre pestañas,
entre ausencia,
entre vana esperanza.

En los mares de tus ojos verdes de aceituna
aún debe haber ecos de mis días en tu vida,
aún debe haber alguna astilla
que en tus días de luna y
sombra
haga que te lluevan las mejillas.
Vuelve caramelo a recoger escombros,
en una de esas nos queda una balsa
que nos lleve sobre la mareada
a buen puerto y
le tomamos por asalto el faro
al que persuadimos para ser nuestra guarida.

Gayo 6.4.11 en una tarde en la que me he dado cuenta que la primavera le ha servido a la musa para ir de vacaciones.

Fuisteando

Fuiste de las caricias el paradero
que las yemas de mis dedos
sentían desde hace mucho ya perdido,
contigo, carita de agua dulce,
el comenzar ya era una meta y
el solo coincidir la vera por donde transitan
los encantos,
las aves y
las maravillas abreviadas en la pluma de poetas,

el tinte que preñó a los colores
de la fantasía para que naciera mi horizonte y
la oscuridad perdida de las buenas noches
que de nuevo entintó mis viejas canas,

el corazón de mis silencios
cuando en silencio te rezaba,
el palpitar del grito y
los aleluya con los que me festejaba
el coincidir de nuevo a tu lado,

fuiste lo que fuiste y no te culpo
oscuro enterrador de los aniversarios,
lo tuyo era un rato, acaso el recorrer
como un romero el mapa de mi cuerpo,
acaso, no lo sé, quedarte en mi latir
como un lamento, o hacerme asirme a tu recuerdo
como náufrago al tablón de vida, vida mía.

Gayo 1.4.11 en una tarde viendo que la vida es cínicamente cíclica y que no hay mejor calendario que su recuerdo.

Sonriseando

Tu sonrisa ave de mi agüero
la aprendí en mis labios
junto con tu nombre,
en el apretarlos fuerte
para no soltar alguna pendejada
cuando no has llegado,
cuando paso por tu calle y
la estela de tu aroma me indica
que me llevas cuadras de ventaja y
el bromista viento no me dice para donde,
la aprendí mirándote a
tus ojos de salmos y buenaventura,
rozando con mi rostro tu aliento y
el aroma de tu hirsuta cabellera,
lo aprendí al mirar tus pasos de pantera y
tu espalda con sus alas de tocar mi alma,
la aprendí completo en unas horas,
en una vuelta,
en un par de aceitunas navegando en una historia.

Tu sonrisa melodía sin fin me la aprendí
en el vientre de colmena y
en las piernas que me tiemblan,
que me espantan,
que se adueñan de mi cuerpo
cuando quiero irme para allá y
ellas, descaradas, se regresan a tu vera.

Gayo 26.2.11 en una tarde viendo que el tiempo ya no lo hacen como antes que rendía horrores, un suspiro mas y ya estará aquí la primavera.

viernes, 25 de marzo de 2011

Manuel

Cuando llegué al local, seis meses antes de que me visitara el ángel que vino a beber un poco de agua y que en prenda de mis obsesiones me dejará una hermosa pluma blanca a la que le hice su altar, allá en el rincón, conocía a Manuel.

Manuel guarda sobre la cabeza todo el cabello de su juventud, sólo que lo que antes fue negro noche ahora es de un blanco tan plata y tan profundo que bien podrían coserse con su cabello alamares en traje de charro.
Es un hombre rudo, carpintero de profesión. Su mirada es eterna cuando mira al horizonte, pero cada vez va siendo menos profunda, da la impresión que se le va acortando, es como si su bondad ya fuera para unos cuantos a pesar de que su amabilidad sigue siendo para todos.

El hombre está en esa edad indefinible que sólo se ganan como virtud aquellos que han sabido vivir bien, sus manos son toscas y tan rudas que una caricia de ellas bien podría ser el peor augurio para un bebe, y sin embargo, cuando carga a su nieta o acaricia a Remedios su esposa, la tranquilidad que emiten se siente hasta la esquina. Yo mismo lo he constatado aquí en el local, si su nieta está allá con él, enmudece el revolotear de las moscas y los murmullos de mis fantasmas.
El cuando conocí a Manuel afuera de su accesoria, tenía dos cajones de madera en la acera, y sobre de ellos, acariciaba, como sólo se acaricia un bien amado, lo que yo vi como una simple puerta.

Ese día supe que Manuel era amante de la madera por sobre todas las cosas. Imaginé a Remedios discutiendo y disputándole su amor después de tener sexo.
A partir de ese día, lo vi regalándole, a su puerta, su amor y dedicación lo menos 15 minutos al día. De sus manos admiré, y vaya que admire, cajoneras, bases de cama, roperos, en fin, todo lo que un carpintero puede crear. Sus manos mágicas tenían el poder de embelesar hasta a los adoradores del acero.
Cada día, cuando sacaba a la acera sus cajones le decía yo; ¿para cuándo Manuel, para cuándo podré ver esta joya que estas labrando? Y su respuesta siempre fue la misma; Ya lo dirá el Señor, yo no tengo prisa, y le daba la espalda al sol y de nuevo a acariciar la madera.

Ayer que regresó el ángel a mi local a beber de nuevo agua y a dejarme una nueva pluma pero ahora oxidada, y con la cual me pidió que escribirá su historia y no pendejadas, cuando salio y partió de mi vista, ahora caminando, descubrí que Manuel no estaba, creo que soy sumamente ingrato con la gente buena, creo que su magia me deslumbró los primeros días y después lo comencé a ver como algo normal, como algo de todos los días, algo así como cuando uno se enamora y ve virtudes hasta en la mierda del ser amado y que después, cuando el desamor llega y llega benigno, uno dice: carajos, sólo era mierda. No digo que Manuel ni su trabajo lo fueran, nada de eso, pero así me sentí al descubrir que ya era de noche y no había notado su ausencia.
Hoy lo vi al llegar al local y me tranquilicé, pero así como el ángel había cambiado en año y medio, Manuel había cambiado de forma tremenda en un par de días, apenas pudo cargar con mi ayuda sus cajones para colocar su obra de arte. Su voz se despeñaba de su boca al suelo y sus ojos hacían agua. De inmediato me alarme y con un nudo en la garganta le pregunté: ¿Remedios, está bien? mejor que nunca, se quedó en casa moliendo chiles, chocolate y pan para el mole que hará el día de mañana, sus lágrimas sólo son porque hace ya años que no asaba chiles, me dijo. Carambas Manuel, así que mañana habrá fiesta en casa, le dije, y el sonriendo me contestó; así lo quiera el Señor, así lo quiera.
Indignado conmigo mismo por no notar su ausencia y si esa especie de decadencia que cargaba sobre la espalda, me quedé charlando y acariciando su obra. Carajos, puedo jurar que he acariciado las pieles mas bellas que un hombre pueda tener, puedo jurar y lo firmo, que ninguna de ellas era tan calida, si, tan calida, como la obra de arte que tenía ante mis ojos y de la cual Manuel me dijo que por fin estaba terminada.

No había duda, bella entre las bellas su obra, curva sobre curva era sensual y hasta sexual, línea sobre línea era sobria, y ahí en una esquina pude ver lo que creí que era un bebe naciendo, seguí la línea en forma transversal y descubrí nuevos nacimientos, muertes, miseria, bonanza, es decir; todo lo que se vive en una vida hasta llegar al ocaso.

Curioso como soy y sabiendo que no hay cliente que espere dos años por ningún trabajo y conociendo que el hogar de Remedios y Manuel era sumamente modesto, le pregunté; ¿Manuel donde vas a poner esta belleza de puerta? Y calmado con su voz quebrada me respondió; así qué todos este tiempo la has visto como puerta, pues en cierta forma tienes razón, para unos será la puerta que cierre mi féretro, a mi me gusta pensar que será la puerta que abre otra vida. Coman y disfruten como remedio lo que Remedios guisará para mañana, el Señor me ha dicho que yo no despertare, y le creo. Yo guardé silencio anticipado.

Gayo 22.2.11 en una tarde recordando que el Señor nos tiene en sus manos.

evangelizándome.

Cuando pasó por el local, venia acompañado de sus hermanos de religión, de cinco que eran él fue el ultimo en entrar y el primero en hablar; si te tomas de la mano del Señor nada te faltará, dijo, y su voz me sonó como agua cayendo en un árido pastizal incluso olvidado de las lagrimas del Señor y me dije; si el precio de tenerte es tomarme de la mano del Señor, que me hagan un cita.
Tendría caso veintidós o quizás dos mil años, ¿Quién pude saberlo? Cuando me miró a los ojos con esas dos envidias de luceros de un azul profundo, de inmediato supe que de ahí se habría inspirado el Arquitecto para darle color al Pacifico, mi yo interno se inquietó mas de la cuenta, pero puso más atención en su estructura física que en lo que estaba diciendo.
Su cuello desprovisto de manzana era acaso una curva delicada pero sumamente peligrosa y aún así su voz seguía regando estos pastos de años y años de sequía mientras adentro de su cuello algo se movía.
De pronto, su mano color de cera se movió por el aire, despidió el aroma del veneno de abejas, y yo que antes de ser un canalla fui apicultor, ya sabía que sólo hay sobre la tierra un aroma mas hermoso que ese; el olor de algunas hormonas fieles y compatibles a mis necesidades y por aquí, de verdad, no volaba ningún insecto.
Su voz seguía regando mi miserable alma, debió ser así, porque debajo de mi ombligo, lento pero seguro, crecía con una fiereza ejemplar, el árbol de la vida.
En un instante, si darme cuenta de nada, colocó sobre la mesa un folletín que llevaba como ejemplo para compartir la instrucción de su fe a los que ya estábamos secos, me pidió que me acercara y mi perna tocó la suya que se movía de arriba abajo como lo hace un adolescente antes y después de recibir alguna calificación importante, no pude mas, la desértica estructura del árbol de la vida se humedeció de tal manera que por mis ojos sentí el canto de pájaros y la oscuridad blanca que se forma en la mente cuando un cuerpo ha derramado la simiente sobre de otro, temí por un momento que el fuerte aroma que estaba yo despidiendo fuera percibido por ellos, pero al parecer sólo él lo descubrió en el aire de local, pues me sonrío como sonríe la luna y me guiñó un ojo de tal manera que ahí en ese guiño se resumía el pecado del mundo.
Justo en ese momento terminaros su labor conmigo y con lo que me quedaba de alma, casi al unísono dieron que tenían que partir y partieron.

Cuando dieron la vuelta vi su espalda y quise exclamar ¡Demonios! ¡Pero si debajo de la camisa oculta los muñones que quedan cuando alguien cuelga las alas atrás de la puerta!, pero creo que de alguna manera su palabra me había tocado y sólo pude exclamar para mis adentro ¡Dios mío!

Cuando se fue, se llevó hasta mi última moneda, a cambio me dejó unos folletos, un llano perfectamente húmedo y la advertencia que la semana entrante serían sus hermanos, no él, los que me visitaran para aclarar mis pensamientos sobre la charla que él me había dado y sobre la lectura que reposaba sobre la mesa y se me quedaba de tarea.
Me lleva la chingada, no sé porqué tienen esa afición los ángeles de pasar por el local a tocar, solamente mi alma.

Gayo. 22.2.11 En una tarde mística evaluando qué es pecado y qué no lo es.

ángeleando de nuevo

Eran seis los botones de su camisa las garitas que mal cuidaban su pecho de mi mirada, y un gabán negro como la noche el que colgaba del perchero de sus hombros. Sus piernas, torneadas a fuego lento, me dejaban ver a través de sus jeans raídos como se movían despacito como trigal acariciado por el viento sus dorados vellos. Su mirada recia azul profundo era la envidia de lo que un día, al principio de los días, quiso ser el color del acero. Sus dorados cabellos caían como tormenta de rayos en seco sobre sus hombros, y sus labios de carnada, rojos como la granada, apenas se abrían para suspirar y exhalar el perfume del veneno de abeja.

Se deshizo lentamente de la prisión de las garitas que cedieron fácilmente a las caricias de sus dedos, yo, absorto con la visión de su pecho desnudo, escuché su voz de melodía sin fin que me decía; no todo es sexo en la vida. En ése momento quedé inmóvil, crucificado a la cama y totalmente húmedo por el sudor y otros líquidos corporales, pensé; ojalá éste sea uno de esos momentos en los que lo único que no importa es la vida.
Mi cuerpo y alma estaban listos para ser usado con el perdón del lector, del Señor y de la moral aprendida en los tiempos del ocio.

Por fin, después de algo que pareció la autentica eternidad, se sentó en la cama a mi lado para rozar con sus labios mi boca, apenas fue un roce, nada de contacto, sin embargo sentí como mis labios estaban a un aliento de fundirse y dejarme mudo para siempre.

Me miró de pies a cabeza deteniéndose un segundo a escudriñar las palpitaciones de mi hombría y a rociar mi carne con una lágrima antigua.

Su mirada se convirtió al mismo tiempo en la tristeza y la paz de un camposanto, sonrío levemente y con un sólo movimiento bastante brusco se puso de pie al tiempo que se despojaba de la camisa y el gabán, dio media vuelta y sus alas blancas aletearon con fuerza impulsando su cuerpo hacia la ventana que se estrelló en cien mil luceros como añicos, su volar levantó todo el polvo del mundo que se alojo sin piedad en mis ojos, no pude ver más.

Cuando el agua de mis cristalinos me permitió ver de nuevo la luz, encendí un cigarro y con toda la furia que puede contener la botella de un genio atrapado con bajas argucias, exclamé; Demonios, otro ángel más que pasa por mis santísimas ganas sin tocar nada ¿será caso qué de verdad los ángeles no tienen sexo?

Gayo 23.2.11 en una tarde en la que el viento apenas despeina, apenas remueve el sentir de los recuerdos.

Huelleando

A tus huellas preñadas
de adioses le están naciendo
dunas en los sabañones,
cojean en la memoria,
en las vueltas de mentiras,
en los tacones de otros pies
que intentan e intentan todo
con sus danzas inventadas.
Les están naciendo dudas
en lo verbos de aquel
antiguo código que te dejé escrito
cuando me miraste de hinojos,
los nuevos vientos les están soplando
sobre los vestigios,
casi es una palabra enorme
al mirar casi sus restos,
casi nada queda,
se están desmoronando
como faro de arena intentado
rescatar las naves al llevarlas
a puerto seguro.

A tus adioses les está naciendo
humo de mi pecho,
déjame inhalarlo nuevamente,
no te vayas pies de azúcar,
duéleme hasta que de nuevo
brote una nueva tarde.
Hasta que de tus huellas preñadas
les germinen nuevos pasos.

Gayo. 25.2.11 en una tarde extraña, con vientos de buenaventura a la vuelta de la esquina, con vientos que quieren volar a sotavento y los suspiros fríos no los dejan.

Coñeando

Cuando faltaste a tu palabra de quedarte
le cambie la cerradura de la puerta a las noches,
condené a perpetua a los sueños
en su claustro de pestañas,
derrumbé con ira el monumento a tu coño
que adornaba sobre la mesita el manual hindú
al que le agregamos el prefacio y las conclusiones,

cuanta falta le haces al bao de mis pasiones y
a la espuma de mis mares que se va secando
entre los trapos, en las pretensiones,
en las ganas sin la playa de tu tafanario,
en la soledad de recordar los rincones
de tu piel que nunca habían sido allanados,

vuelve corazón de azúcar, vamos a cambiarle
al sol las cerraduras para que nunca amanezca,
abramos levemente los párpados a las persianas
para dorarnos con la luz de luna, vamos a
inaugurarle otro monumento al nido de tus piernas y
a escribir otro epilogo en tu piel que te sostenga
entre mi espada, la pared, y tres puntos suspensivos.

Gayo. 24.3.11 en una tarde que ha sentido tanto calor que se ha despojado de todas sus nubes.

Androginiando o la primera angeleada

Durante años, infinidad de años, han sido ellos los que me han buscado, los que me ha tentado, los que por broma o afición me persiguen. Han sido ellos los que con las más bajas argucias han tratado de seducirme y no los culpo, la realidad es que el pecador fui yo, o al menos así lo creo, de lo que si estoy seguro, de lo que no tengo duda, es que éste eterno ritual en el que vivo, es el castigo que me ha sido dictado.

Todo comenzó antes de que yo mismo tuviera razón, de verdad, y lo juro, no sé cual fue mi pecado original, no sé el por qué soy un paria, un maldito, un gandaya, un perseguido por las más ¿despreciables? pasiones. Pero en realidad tampoco me quejo tanto, el deseo es una pócima encantadora. Si acaso el único dolor que siempre me queda es que jamás he podido, y tal vez jamás podré, culminar con la explosión del llanto blanco de mi cuerpo dentro de su ser el acto que tanto deseo y que es el vértice de la cruz que he de cumplir.

Todo comenzó aquella tarde en la que Pedro no quiso soltar la sopa y negó mas de dos veces a sus camaradas y al señor que antes le había dado de comer y de beber, fue la tarde en la que los oriundos pedían a gritos sangre y carne, llanto y muerte, la tarde en la que se terminaron de un tajo los milagros a ojos vistas, la tarde en la que el cielo se cerró mientras que yo, alejado de las traiciones, la diabólica política y los tumultos, moría a solas ávido de amor y sexo.

En aquel tiempo, ya tenía mas de doscientos años de vagar, de ir y venir, de morir cada tarde, cada noche y despertar vivo en cada amanecer sólo para repetir la odiosa rutina, sólo para abrir mis venas y darme cuenta que de no había modo de mantenerlas abiertas. Sin embargo, por absurdo que parezca, mis ojos en aquel entonces aún sabían asombrarse, aún sabían llorar, aún se cerraban de cuando en cuando para hacer lo que mejor saben hacer los ojos cerrados: soñar.

Fue entonces, en uno de esos sueños repentinos cuando lo vi a lo lejos tirado debajo de una higuera, su alma, al igual que su cuerpo semidesnudo con lo poco de su ropa echa jirones hubieran podido ser el desprecio de cualquier mendigo. Miré a un lado y al otro, no había nadie, su soledad y la mía eran sin vacilación las soledades mas tristes y sin remedio que cualquiera pueda imaginar, sentí harta piedad de mí y me acerqué con la intención de darle de comer un poco de pan y beber un poco de vino que despreció sin miramientos y que yo había robado la noche anterior de una mesa donde se sirvió una cena en la poco después, supe que él había sido un invitado.

Levanté su cabeza del suelo para posarla en mis rodillas, acaricie su andrógino y angelical rostro para poder mirarlo y a la vez librarlo de los rulos de su cabellera negra como noche que le llovían sobre los ojos y le ahogaban la mirada, sentí en una mano el fuego de su piel canela, en el corazón toda la misericordia posible y en la otra mano las plumas que nacían de su espalda y que parecían madroños de estopa con la que ha sido limpiado por años las lámparas de aceite y los incensarios de algún templo pagano.

Cuando me miró a los ojos, vi que se encontraba en el fondo, más allá de su situación sólo quedaban los fuegos del infierno, lo supe porque yo de ellos venia saliendo, su voluntad había sido completamente resquebrajada, sólo le quedaba lo que para otros, los normales, era el lujo de respirar y que para nosotros los caídos, era el hálito que nos descubría ante los ojos de cualquiera como malditos.

Mi piedad en aquel tiempo era tan grande como mi lujuria, y sus ojos negros de obsidiana, su cabellera como tempestad nocturna, sus labios curvos de acertijo, su piel sedosa de color canela, la inmensa ternura que se desprendía de su desamparo y su cuerpo todo sin sexo a la vista, eran la formula perfecta para saciar los mas bajos instintos a los que yo de antemano había sido sentenciado.

Limpié su rostro y le besé en frente, mis labios se acercaron a los suyos a un suspiro de distancia, sin embargo, cuando iba a realizar la conjunción deseada, mis labios se abrasaron a su aliento y comenzaron a fundirse como si fueran cera alrededor del pabilo en llamas, alejé con temor mi rostro, no así mis manos que continuaron con malicia acariciándolo con la esponja llena de agua con la que lavaba su cuerpo y que debió parecer bendita, pues al tiempo que el cochambre de su piel salía, él se iba incorporando batiendo lentamente sus desastrosas alas hasta ponerse de pie. Sus labios, ay señor, ¿cómo olvidarlo?, se movieron para ofrecerme una sonrisa llena de ironía y ternura si es que eso se puede, una sonrisa tan enorme que aun perdura hasta nuestros días y que se puede mirar en las noches claras cuando la luna, siendo apenas el filo de una uña, se disfraza como rama de árbol dispuesto para horca.

Fue ese día cuando aprendí que jamás tendría descanso, que por mas que me ocultara en algún local alejado de la mirada del señor y rodeado de nativos hambrientos de sesos y sedientos de verbo, ellos, los caídos, por culpa de mi maldecida piedad seguirían buscándome cada vez que necesitaran quien les reconfortara, quien les otorgara una caricia que al ser concedida no condenara a nadie, un maldito que al mirar al cielo no tuviera con quien quejarse, un inexperto del sexo que por más que estuviera cerca de su piel y de ellos jamás pudiera conocer si tienen sexo, una victima de sus chanzas a quien removerle toda la lujuria de su alma y cuerpo sin que pueda reventar en todo lo posible, el llanto blanco de su cuerpo.


Gayo. 24.3.11 en una tarde en la que, después de pagar la cuenta del teléfono y rumbo al local, me ha seguido una parvada de seres alados, una parvada de golondrinas sin nidos, sin adioses.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Juegueando

vamos a jugar de nuevo a que naciste indiferente,
a que tu cuello sin manzana es sólo azar y
no la credencial de identidad del ángel que yo creo,
vamos a que seas tú quien ponga
la cintura y
yo el cordel de versos
que te anuden a mi cama con mis yemas
a mi hoy,
a mi siempre,
a una noche o dos o hasta mañana, y
juguemos a que cuando cierras
las pestañas con mi yo adentro y
la blanca oscuridad de tu cerebro
te reproduce pálpitos en todo el cuerpo,
te enerva,
te humedece y
te haces sentirte preso de mis versos, y
sabes que esto es sólo es juego, nada serio,
cien caricias a lo sumo y
a que mi zumo huele a mí entre tus dedos.

Vamos a sentir que nos jugamos tú la indiferencia y
yo todo el amor posible a que eres mío, y
jugamos a que gano, y
también a que te tengo y
que también tú ganas al perder tu indiferencia y
te quedas, y
le haces un lugar a mis empeños en tu vida y
tu alma se queda empeñada por el juego
en mi cama, en mi cuerpo, en mi alma.

Gayo. 2.3.11 en una tarde en la que el sol escudriña por debajo de las piedras en busca de humedad que después de sus caricias sea polvo, sólo polvo.

Nota1. hoy aprendí que en el tianguis venden mariposas para los aretes, y yo que ingenuo siempre creí que los aretes por si mismos eran ya mariposas en las primaveras que custodian los suspiros.
Nota 2. ¿qué será de las mariposas que con el amor vuelan en la panza cuando el desamor les corta las alas?
Nota 3. Yo sé que cuando muera el Don tomará mi alma, le pondrá alas y me mandará a una cueva a volar como murciélago.
Nota 4. no tengo prisa, un día pedí ser inmortal y hasta hoy se me va cumpliendo, pero por si caso, vaya usted donando a alguna organización que cuide a los murciélagos, hágalo por mi alma.

PD: Bacardy no protege a los murciélagos, así que nada de bromitas ¿he?

Gandayeando con un seudo ángel

Ya había partido rumbo a casa cuando a media calle me di cuenta que había dejado mi libro sobre la mesa. El mal habito de leer siempre me ha hecho pensar en demonios cuando no lo hago, las obviedades de la vida me fatigan tanto que en ocasiones, cuando no leo, me doy cuenta cuan canalla soy, y yo mismo me doy harto miedo, así que no pude más, deshice el camino, y regresé por él.

Lo encontré a un lado de la cortina metálica del local, sostenía todo su cuerpo sobre una pierna en el suelo al tiempo que la otra manchaba la pared, los brazos cruzados sobre el pecho como quien mira y juzga el paso de la vida por sus ojos y lo aprueba con un leve asentimiento de cabeza.
No se movió ni un ápice cuando me tuvo de hinojos mientras abría la cortina, y yo, desde ahí abajo, lo miré, lo miré tan joven, bello y enorme, digamos, tan angelical, que cuando logré controlar mis nervios y abrí el local, escuché dentro de mi pecho; regrésate por mí, no por el libro, lo miré a la cara y vi que sus labios de fuego apenas se habían movido.

Comencé a sudar y me dije; vaya, por fin, tal vez sea éste el ángel que tanto he estado esperando.

El cómo iba vestido es lo de menos, lo importante es que cuando me di cuenta ya había cerrado tras de si, y tras de mí, la puerta de la cortina de metal y sin mediar palabra desabotonó cuatro de los seis botones de su camisa, la corbata rojo fuego cayó a mis pies permitiendo ver que en su cuello no había rastros de manzana, signo inequívoco, para mi que soy docto en la materia, de que era un verdadero ángel.

Su pecho brillaba y se expandía a un ritmo inusual, los siglos que tengo siendo un canalla, me dijeron que ello respondía a una excitación usualmente terrenal, pero no presté la atención debida, pues en la penumbra no localizaba mi libro.

Todo en él, excepto sus diente, sus enormes alas blancas y la macula de sus ojos era de un color caoba claro. De su mirada recia se podrían colgar todos los sueños que quedan por mal vivir y hasta una o dos realidades, la macula de sus ojos era de un blanco tan profundo que sin duda eran las virutas de las ansiedad que quedan en las noches de adolescencia cuando uno aprende a pecar hundido entre las sábanas, el amor y la compleja realidad de estar a solas. Sus dientes se asomaban atrás de su sonrisa como avisado que tenían hambre de mis carnes.

Su divino aliento inundo el local, era como estar en medio de millones de abejas, todo olía a abejera en busca de venganza, claramente pude imaginar a todas ellas con la gota de veneno colgando de la punta del aguijón y a mí, sonriendo, como su mortal victima.

Se acerco a un suspiro de mi boca y con su voz de cascada sin fin me dijo; sé que conoces el precio de un beso, tus labios se fundirán con mi miel y quedaras mudo, ¿aún así le quieres jugar al valiente?, asentí con la cabeza, finalmente mis labios han besado tanto que ya están fundidos y mi voz no sirve mas que para distraer de sus vuelos a cuervos y gaviotas, y yo después de tanto y todo, sólo se jugar y nada tomo en serio, pues nada me queda en la vida.

Cuando sus brazos rodearon mi cintura, recordé que siempre he sido un hombre precavido, lo detuve antes del beso, un poco más por precaución que por miedo a las consecuencias y le pregunté su nombre, yo ya acariciaba las plumas de sus blancas alas y el nacimiento de sus nalgas, ya no estaba en mí, casi toda la razón se me había esfumado, los líquidos de mi cuerpo ya se aferraban a las ropas y a mi piel, sus dedos reptaban por la cremallera de mi pantalón intentando hacer que el cierre cediera, de pronto, respondió a mi pregunta que en realidad ya no era importante pues yo jugaba, Ángel me dijo, y con ello rompió toda la magia posible ¡demonios! el encanto se conjuró con esa palabra haciendo que la razón me regresara de inmediato, lo solté como quien suelta de la mano una serpiente, le pedí con mi voz de gandaya y sin ninguna duda que cogiera su ropa y se largara.
Si al menos me hubiera dicho Jesús, o José, no sé, tal vez hasta Juan, habría comprendido que un nombre es sólo un nombre y no encierra en él ni virtud ni pecado.

Aún tengo aquí en mis manos sus lagrimas cristalizadas que me hacen pensar que su llanto era verdadero, yo un canalla, y él la excepción de la regla que mas encabrona a la gente docta, que como yo, experto conocedor en cuestiones de ángeles de todos colores, y hombre realmente sensible como soy, sé a ciencia cierta que no era un verdadero ángel, pues los verdaderos ángeles jamás me hacen sentir miedo de mi mismo, ni juegan con su nombre, ni fatigan con absurdas obviedades.

Gayo. en una tarde en la que el calor es tan fuerte que en venganza a mis canalladas, el calido viento envía al local a un ejercito de seres alados llamados: moscas.

Nota 1. si usted tiene un ángel verdadero manténgalo lejos de mi.
Nota 2. si su ángel verdadero es su ángel de la guarda, entonces pierda cuidado.
Nota 3. no todo lo que brilla es oro, ni todas las cagadas salen por el recto.
Nota 4. las cagadas que más apestan son las que uno comete lastimando a otro…………Shilaes, las dos ultimas notas no viene ni al caso ¿verdad?

Credeando

Y me quedé con el bocado atorado
después de ésa última cena en donde tu historia,
la historia y
la madre de todas mis derrotas
se quedaron sin mesías impoluto,

iba por ti con todos tus portentos y
preferiste cambiar la silla de virtud
para besarme desde un lado a un lado en mi mejilla, y
después la otra, y
te urgían tantos labios que los labios míos
fueron los paganos mientras te escondías
detrás de un árbol engalanado con una soga por corbata,

hay Jesús,
ay señor de casi todos mis desvelos
¿porqué cambiaste de ser mi adoración
a ser apóstata si eras redentor de mi pasado, y
de la buenaventura, de todo lo buena
que pudiera ser tu alma y tu piel
cubriendo la mía del pecado?

Ay Jesús mentor de todos mis pecados,
qué puñal ilumino tu vista con su brillo
para que hiciera que tu paso fuera liviandad
de solo un paso, sólo de paso.

Y yo que te miraba a futuro caminar mis mares
extrayendo de ellos los moluscos, vino, rezos,
conchas, caracolas con sus cantos y
a granel los peces sin argucias,
sin remilgos,
con nada que no fuera mas que el credo
que aprendí desde tus labios.

Gayo. en una tarde harta de calor recordando por temor el credo que casi estoy olvidando.

Hablando con el señor o puras pendejadas.

No sé si fue al segundo día de todos los días o al tercero, pero sin duda fue antes del séptimo cuando fue creada, de un soplo como todo, la abeja.

Lo sé porque antes de ser el tipo de canalla que soy, el señor me lo dijo justo una tarde mientras me dedicaba a la apicultura. El como llegué a esa profesión es sencillo. Tenía yo 15 años, era soltero, seguramente muy guapo pues a esa edad el que no lo es, o el que no se siente así, se mete un definitivo balazo, y yo a los 12, lleno de acné, chaparro y sin aspiraciones sexuales ya lo había hecho y seguía de pie para contarlo.

Total que a esa edad, la única vez que entré a una escuela, supe que había mucho mundo por recorrer, y ante el llamado del señor, me metí por dinero con las abejas, es decir, a su mundo.

El como supe que la abeja fue creada en esos tiempos también es sencillo, y cualquiera que se haya quedado dormido en el campo llano debajo de un maguey a 38 grados a las sombra, sabe que hay muy pocas sombra ahí debajo, que el agua del cuerpo se consume rápidamente, que la temperatura del cuerpo sube a los mismos niveles de quien delira una sifilítica fiebre y que antes de morir asado, los sueños se vuelven palabra del señor.

Así pues, cumplía todos los requisitos para ser confidente de cualquiera, incluso del señor que durante una hora me confesó que la abeja nació antes que cualquier ser pensante, y que lo hizo en ese orden para facilitarle a los pensantes la forma en la que explicarían, mas adelante a su grey y cuando la moral fuera ley, la forma de fornicar.

Sin embargo, la abeja tenía otros planes, los cuales no incluían ser para siempre la mala metáfora del coito, la abeja, me dijo el señor, trabajadora como es, no le inspiraba para nada eso de estar en boca de los padres mintiendo con eso de los pistilos y las corolas, a ella las cosas como son, o se habla claramente de penes, vaginas (uy, ésta palabra algo de super mística tendrá, que no viene en el corrector ortográfico de mi PC) , óvulos y esperma, o si no ni madres, que no se hable de ella, total para habladurías ya tenia de sobra con los zánganos de la colmena, sus planes eran definitivos, dominar la tierra.
Así que voló por todos los confines a polinizar hasta en los calzones de la tía Amelia que argüía que a ella le olía el trasero a rosas, creo panales aquí y allá, diseñaron el mejor sistema clasista de la era, el mejor alimento que jamás haya existido, cera para iluminar con velas las cenas románticas, los féretros, las misas blancas y las negras, para aromatizar cuartos de baño y para suplir al vibrador en las noches en las que uno no encuentra baterías y no ha pagado el consumo de energía eléctrica.

Crearon todo lo útil menos la democracia, bueno, crearon todo lo útil y se desarrollaron como el primer ser dominador de la tierra, incluso, a riesgo de su vida crearon el veneno en la punta de su aguijón para defenderse de moros y cristianos, ateos y conversos, negros, rojos amarillos y hasta rubios de ojos verdes mar en calma, y que dicho sea de paso, huele como a hormonas de ángeles, no sabe, la cosa mas divina del mundo, así que si a usted algún día le llega a sus narinas el perfume mas seductor de la vida, corra a todo lo que da, no importa si hay o no abejas, la vida en libertad es lo primero.

Bueno, pero regresando a esta romántica historia y para concluirla.

Yo absorto con semejantes revelaciones le pregunté al señor; Bueno ¿y cuál fue la falla del plan de las abejas? Y el señor me respondió; sepa la chingada, no sé de que me hablas, bebe a sorbitos el agua, si no te encuentro te mueres, mira nada mas como tienes la piel llena de llagas y por allá las colmenas aún sin “ordeñar”, eres un zángano cabrón.

En aquel tiempo era muy joven y atrabancado, pero perdoné sin rencores al señor cuando me despidió con majaderías y ahí en medio de la nada.

Aún creo en su palabra y más en aquella que decía que yo jamás sería buen apicultor, por fortuna también me quedó la enseñanza y el recuerdo de Raquel su hija, que santa entre todas las santas me obsequió su virginidad a cambio de mi ultima paga.


Gayo 3.311 en una tarde en la que el calor hace delirar hasta a los sueños de verdad, a los sueños de soñar despierto.