lunes, 29 de noviembre de 2010

Creación o, vaya broma.

El señor creó al hombre a su indiscutible semejanza, lo dice el texto y hasta la palabra de los sacerdotes negros que la emplean cual si fuera marca registrada…

Bendita semejanza incluida en sus manos
que se atascan con el barro y
santiguan sus pecados de creación en una palangana,
sus pies que hacen camino dejando huella con sus pasos y
su paso en el cieno en donde nacieron los rosales
de Doña Guadalupe, y
en la frustración de quien no ha sido olvidado
pues tatuado se quedó su corazón en las paredes de un retrete,
los suspiros vientos de guadaña y
también todos sus sexos;
unos cóncavos otros convexos,
unos con clavos otros conversos,
uno para el otro y todos para uno,
el sexo en mano y volando no sé cuántos,
en el cenobio, en la garita, a oscuras a oscuritas,
sin cura, con curas y absoluciones alemanas.

Creó también dulces chabacanerías,
adioses cursis repetidos una y otra vez
por el temor de una vez largarse y
el adiós definitivo que es lo único
que en el amor no es cursi,
creó miradas recias como las de él, o cautas,
también brillantes cual luceros o atisbo de usurero,
transparentes felices en los ojos de los locos y
dementes en el ojo de los huracanes,
creó y
no por que él tuviera frío, sábanas de raso,
de punto de cruz, de animales con animalitos y
de piel heterodoxa.
Creó el señor la intimidad divina,
pues mientras el creaba a su creación no le gustaba
que nadie lo mirara,
que nadie le juzgara,
que nadie le dijera; esto más arriba aquello más abajo,
total, de su creación siempre pensó;
igualándole los medios valen madres los extremos, y
después su yerro; el libre albedrío,
que más que error fue una broma que se confundió
en el cerebro de su obra y que como ley de dijo;
“entendedlo todo con suma tolerancia, hacedlo con buen juicio”, y
su obra usando poco el cerebro y todo el albedrío comprendió;
¡Entendedlo!, a todo el que no comprendas,
hacedle un sumario juicio, no empleéis en nada a la tolerancia.

Gayo. 29.11.10 en una tarde beata entendiendo la creación desde el Evangelio escrito por un nobel portugués.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Acto original. Acto original.

Estaba apunto de iniciar su solitario acto cuando se dio cuenta de su error, jamás debió pensar en hacerlo en ese baño público. Total, unas cuadras más sólo harían representado una mancha en la bragueta, supo entonces, con un ahogado gemido, que debió esperar a llegar a casa y hacerlo con la debida calma.

Miró por sobre las paredes del W.C., no había nadie, aún así, gritar, no era nada propio, debía tomar la serenidad necesaria para terminar solo y en silencio lo que ya había comenzado.

Tomó mucha entereza, puso los ojos en blanco, una mano en el prepucio y otra en la cremallera, dio un fuerte jalón hacia abajo y otro despacio hacia arriba, gimió.

Listo, la cremallera se desatoró y la sin querer circuncisión estaba hecha, ahora sólo le quedaba llorar, limpiar la sangre y el dilema original que lo había llevado a ése lugar; ¿orinar o no orinar?


Gayo. en una tarde de calosfríos, quitándome la sudadera y poniéndola de nuevo, fumando y bebiendo coca Light, pensando y presumiendo que lo hago.

“Cualquierando”

Podría decir cualquiera
que sufro tus recuerdos,
que me hieren,
que provocan que me escurra espuma
por la boca con la rabia de los desconsuelos y
que lloré y
que gima y
que berree como cochino izado de la pata izquierda
al mirar la daga que ha de perforar la axila.
Cualquiera podría jurar con la derecha
sobre “Corazón diario de un niño”
a que bebo ron de caña y
no sangre de cristo en cada homilía, y
que salgo del encanto renegando porca vida,
mísero de mí,
maldita sea.
Cualquiera diría al leer las cosas que te escribo
que le haces falta a mis hormonas,
a mi cuerpo,
a mis ganas,
a mi alma, y
que el pelo largo,
cano y lacio es para ahorcarme
como un día sin juicio ni remedio
me colgué en la plaza de tu espalda
con los rulos de tu nuca,
que mi paso lento y
cojo es el pretexto de los años para caminar
despacio las calles donde no estuvimos,
las calles que maduran con el paso a paso de la urbe
que se ha hecho cirugía en los puentes,
en los parques,
en los cafecitos donde me abandono de mi ser,
fumo y te recuerdo.
Pero esto príncipe del feudo mar abierto
es un mito tan genial como el decir que aquel
que dice que te extraño es cabal en su cordura y
no un canalla vil, tipo cualquiera.

Gayo. 26.11.10 en una tarde cualquierando los recuerdos, sin café, pero con encendedor y entre mis dedos un rubio de tripas como aserrín. Esperando la salida de la madre luna a la que el señor, por móndriga, le ha borrado un cachetito.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Diana…

Lo que me mueve no es siempre el placer
de tu piel bajo mis dedos,
ni la humedad
de tus granados labios húmedos de miel avispa,
podría, eso sí, morir en el volar de tu mirada
de aceituna ahogada en su Martíni,
en un cerrar y
no abrir más los ojos después de la explosión
de las blancas pasiones,
quedarme tieso para siempre
en los aleluyas ya llegaste.

Sin embargo príncipe de chocolate
dueño del reino de mis cuentos,
lo mío tiene otro sentido,
otra dirección no sólo tus
sures moneda del azar y buena suerte,
lo mío es la perversión
de extrañarte en cada parpadeo,
es hacer el centro, caramelo de peluquería,
de tu corazón, la diana negra de mis más altas pasiones.

Gayo.24.11.10 en una tarde pasionaria, casi beata, viendo morir, por un lado al sol, mientras sin pena alguna, nacía la luna.

El sucio acto

Pensando en ya no hacerlo, pensando seriamente
en nunca más pecar ni trasgredir
las terrenas leyes llevando a cabo este sucio
y tan profano acto…


En este acto de prenderte lumbre y
consumir sin miramientos,
sin empacho,
sin piedad el interior de tu delgado cuerpo blanco,
con tus tripitas finas casi rubias como rulos de aserrín.
En éste religioso acto de llevarme tu cabeza
a la boca antes de lamer mis propios labios y
después besarla y
casi morderla, casi, y
suplir con ella el acto de mamar calostro
de las tetas de la progenitora.
En éste acto de prenderle fuego a tu cabeza,
a tu cuerpo inocente con mi fuego,
con mis manos,
a rodearte con mis dedos,
al acariciarte y
saber con ello que tú no tiene voluntad alguna y
darte una chupada y
otra hasta sentir la culpa de no protegerme y
llenarme de humo la cabeza con el remordimiento
de que tal vez por el acto de tenerte
después muera y después morir, y
hacerlo delicado y
jalarle fuerte y
no dejarte aunque ya casi no quedan por culpa de la ley
lugares libres para poder tenerte y
disfrutarte y
gozarte y
saber que ese impedimento nos orille
a hacer nuestro sucio, bochornoso y
detestable acto de fumar, en la calle...



Gayo.24.11.10 en una tarde fumando tabaco rubio y pensando en dejar de fumar o ¿qué pensabas?…ji ji

Nota 1. Fumar durante el embarazo disminuye la probabilidad e llevar el parto saludable a término.
Nota 2. Come frutas y verduras y no fumes cerca de menores de edad mentirosos, aunque ellos fumen, te pueden acusar de perversión de menores.
Nota 3. Fumar mantiene una mega industria con campesinos, obreros, oficinistas y millonarios.

Falsario.

Con los rulos de tu nuca en la plaza
de tu espalda,
con tu boca y la miel de tu avispero,
el la y griega y la latina,
en los juncos en cruz de un bajel
cubriéndose del viento, en el centro
de tus pechos huérfanos de jugo blanco,
en las cataratas golondrinas de una tarde
de mi otoño sobre blancas nubes arrugadas
que saben a verano,
que llueven a verano,
que se miran al ver/ano nadir de tus hermosas blancas nalgas,
que huelen a apenadas sábanas después revolcarnos
en los zumos de la emociones,
en la cara o cruz de una moneda que juraba
por la paz de su dominio
no ser juez,
ni canto,
ni parte,
ni jugara la rayuela por dinero y
hasta en la punta erecta del carajo
donde castigué mis sentimientos a galera.

Ay niño Jesús, a costa de mi fe en las costras
de tu blanca arena he perpetrado contra mí;
la condena en la voz del falsario traductor del ultimo profeta.


Gayo. 23.11.10 acá, en una tarde libre de pensamiento leyendo el diario .

lunes, 22 de noviembre de 2010

Suicidio consensuado.

En ese pescuezo tuyo
de garzón en temporada
caben mil suspiros,
con uno mas, los he contado,
tu pomar fermenta y
regala aromas que embriagan.

Piel de lija, liquida los callos de mis dedos
para que termine de una vez,
para que jamás te escriba.

Busca el mapa y tu sextante,
la estrella de tu norte la escondí
junto a la borra de mi ombligo,
hagámonos a la mareada veleando en tu mirada,
los juncos del bajel están en cruz cubriéndose del viento,
esperando el sacrifico de tus carnes
después del brindis de agua con vinagre.

Subamos al carajo príncipe de tierra firme,
yo ahí te beso,
tú aquí me besas, y
mientras llenas a morir
los estigmas de tus manos con acero,
yo me cuelgo, si te vale, de tu cuello.

Gayo. 22.11.10 en una tarde de coca light, recordando que jamás me he hecho al océano, pero viendo que las muescas de mi bote dicen que soy un viejo lobo aullándole a la mar. ¿Dónde están las olas? ¿Dónde la arena? ¿Dónde el puerto del faro seguro? ¿Dónde dejé mi chingado encendedor y los cigarros?

Aquí.

Sentado en los lindes del local y
la banqueta en donde la mala suerte me puso
como mercancía en botadero, y
en donde me fumo los ayeres en papel de arroz
encendido con los ayes entre las colillas de los Delicados,
celofán de caramelo arrumbado y uno que otro escupitajo,
mirando entre tinacos, cables, postes y
mis cataratas las demoradas golondrinas
de la temporada que como negros avioncitos
envía a la chingada el Señor con su ocio tan divino,
mirando y suspirando blancas nubes arrugadas
cual si fueran apenadas sábanas después de vernos
entregar el cuero al revolcarnos en los caldos de la emociones,
esperando que el medio día se haga tarde
para hacerle misa a tu recuerdo y después,
como siempre, colgar cual sacrificio
estas mis insulsas letras en el tendedero
donde ya no cuelgas la mirada.

Aquí, pasado amor de hoy y hasta mañana,
con los ojos entierrados, de repente clavados en la grava,
dibujo con la punta del zapato el andamio
que tomaste para desaparecer en cuerpo y alma, y
también para que el aire nunca olvide
tu nombre en el polvo, corazón de poca edad,
corazón de poca madre.


Gayo. 22.11.10 en un medio día, esperando a que el sol baje para picarle los ojos.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Uno.

Cuanto miedo queda
en uno
cuando uno
entiende el miedo de ahorcarse
con las agujetas de las botas que se ciñe
a los pies la obsesión que queda
sólo en uno,
cuando uno solo
entiende qué el otro; no quiso,
no mantuvo ganas, que pudo intentarlo y
a quien uno
en una, dos o muchas tonterías,
como el atosigar con las llamadas,
el trastocar la miel por hiel celando
hasta el polvo de la cursi luna,
el contar y
recontar migajas cual lunares haciendo creer
que el pecho,
la espalda,
unas bellas nalgas o
la piel entera era mejor diana que el alma
que también requiere de caricias y
de hacerle el sexo rabiándole a los dioses y
después cuando la vuelta es hacía otra mirada
se queda uno
inmerso en subjetividades comprendiendo,
uno solo,
que no supo,
según uno y
el otro, enamorar.

Me gustaría ser otro y
no uno y
decir que soy cobarde y
que tengo miedo de buscarte,
pero las medallas-cicatrices y
los hilos-canas-plata no me han dado suficiente inteligencia
para no soltarme del cadalso atado a los cordeles
anudados cual si el cogote fuera caja de regalo
a la manzana y
-y me suelto uno y otro día con su noche-
prefiero seguir de ti enamorado
en esta tarde con su luna llena,
tan blanca como la mácula de tu mirada,
recostadita la canalla, como un día tú en mi cama,
completamente azul celeste y
arropada por su cama luz cubierta por su nubes de cobija.

Gayo. 21.10.11 en una tarde con sus nubes arrugaditas como apenadas sábanas después de ver dos cuerpos revolcándose en la emociones. Mirando los últimos avioncitos de la temporada que como golondrinas demoradas envía el Señor en esta tarde de su divino ocio.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Alunado.

Curabas
con tus manos de gusanos
esta piel enferma de otoños
a la cual no le quedaba
más que ver doradas hojas
caer como piropos
alimento para nueva tierra,
removías con un dejo de anhelo
la tierra haciendo zanjas,
arabas con las uñas esta tez propensa
a los surcos y
movías mis amores,
casi toda la esperanza, y
fruncías el entrecejo exorcizando
seriedades de donde nacían
sonrisas como flores,
rociabas con trabajo de
sudores infructuosos de tus ojos
esta dermis,
esta piel,
este corazón donde
a pesar del casi invierno
me ajustaba a tus amores.


Gayo. 20.11.10 en una tarde con una luna llena tan blanca como la mácula de sus ojos, recostadita la canalla en su cama, ahora si que sí, completamente azul celeste.



.

Fino, salvajada.

Lo sé cariño, tal vez mi lenguaje no sea fino
como delgada y fina cual navaja era tu para mí adorada lengua,
ni despierte en pecho alguno pálpitos cual humedades
como despertaban tus palpitos deditos en el mío,
lo mío cariño, es como manchar con leche
el lienzo de la madre virgen
en el parque central de Tlaquepaque,
es como pisar boñiga con las suelas Prada
en el porche de de la casa de Jesús tu padre
junto al parque hundido en Zapopan mi provincianito lindo,
lo mío no era fino según tu apetecer lo confirmaba,
pero tus ojos verdes como te de hierbabuena
al mirar atrás de tu cerebro muy bien dejaban ver
en tu mirada blanca cuanto lo gozaban.

Y a la par tu actuar caramelito,
esa tu manera de fustigar la silla, el bajo pie de cama y
el suelo con la ropa,
la velocidad con que lo hacías hacía palidecer al mismo viento,
los embates de tu cuerpo al cabalgar
la cima del monte donde monta Venus me dejaba lacio,
seco, acaso dos ocasos menos de sudor secándose en la cama y
ese tu comer sobre la misma y
llenar las sábanas de tus migajas lunares de lucero,
tu humedecer de fuego y después de pena a las gotas de la ducha,
tus gemidos que rompían la barrera del sonido y
que hacían gruñir de espanto a las puertas de tu closet,
el silencio de tu boca que hacía temer por ti a la cínica mujer
que al día siguiente me servia dos desayunos y
miraba para un lado y
después lo hacía para el otro,
sonreía y decía;
¿sólo usted señor? ¿el provincianito huyó a su feudo como siempre?

Tal vez como dices tú lo mío no era fino,
ya no lo discuto,
pero lo tuyo desde tu llegada hasta tu partidas,
a fe completa, siempre fue una casi siempre hermosa salvajada.

Gayo.20.11.10 en una tarde adulteando inocentemente y preguntándome ¿Cuándo dicen que hubo revolución?

Teléfonos.

Esa tardenoche no había de donde sujetarse,
ni una aldaba,
ni una brocha,
ni un cable en donde
ahorcar el trapo de mis emociones cuando de forma tan salvaje
-ay, algunas de tu salvajadas eran muy hermosas-
a mansalva y
sin mirar el daño que le hiciste a mi futuro,
apagaste el celular dos segundos después
de que tus lágrimas secaran y justo uno antes de decir;
maldita sea, me dueles por que te amo, y
después la canallada; adiós.

Me gustaría saber, sólo por alimentar el ego, sí;
¿Aun recuerdas aquel encantado aldabón
de piel que tocabas para que bailaran
las culebras en su cesta?
¿Alguna vez te dije cuánto me importabas?
¿Aun recuerdas que era la botella de Aladino
de donde saqué el anillo quitapon
con el que te endulcé la esperaza aquella tardenoche
de sexo el hostal de media luna?

¿Hace cuántas cuentas de lavar las sábanas
en está inmortalidad que hasta ahora te regalo
dices que te ahogaste?

Pensé dejara atrás los lastres y
hacerme ligero a la mareada, pero no conté,
cariño infante de corveta,
los veintiocho cabalísticos malditos días de la luna,
ni con el maligno genio de la alta mar
que casi daba al traste con la nao,
tuve que llenar de mar con sal galeras y toneles
para hacerle contra y no hundirme,
vaya lastres, por fin sirvieron para algo.

Esa tardenoche no había luna y
si la había qué chingada importancia tiene ahora si
ahora curva como hoz del segador y
en seco se mira tan divina.
Me hubiera gustado que ese reclamo de la despedida
la hubieras hecho al teléfono de casa que tiene cable hasta la tuya,
me hubiera ahorrado la mareada ahorcando en ese instante,
cada duda, cada trapo.

Gayo. 19.11.20 en una tarde bella para trapear las despedidas, los recuerdos y pensar seriamente trapear el patio, al que ya le hace mucha falta.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Amasen, amásemos, amasando…

Naciste en parto bueno fecundado
por las mariposas de mi vientre,
por el polvo de sus aéreo finas alas de guadaña,
por el polen añejado en sus tan andadas patas.
Naciste de la escaramuza que se armó entre ellas
en el centro-diana del triangulo formado
entre pezones y ombligo, y
lentamente te acunaste en la obsesión de mi cerebro
que aun te canta,
que aun te arrulla,
que en las pinches noches te aúlla,
que aun platica con tu sombra y
triste aun desmiente el desliz perverso
que no entendí de tu palabra y
que desde antes de volverme ciego y loco era evidente.
Naciste, príncipe de pies de azúcar y
capa celofán azul celeste, en
la urgencia que tenía el corazón de
redimir por una vez, o dos, o tres o todas sus ingenuas y
entupidas carencias,
por la cándida exigencia que había en mí de
sentirme una vez, o dos o tres o
de una vez por siempre en brazos para siempre,
del poder dejar correr la vida entre tus ancas,
de ser sin pena el festín de cada noche en cada tuyo cumpledías,
del sentir que es absurdo el decir que la nostalgia
se sitúa entre la lágrima y la médula,
del por fin sentir, del al fin decir; vente aquí en mi pecho,
soltemos de la boca baba o seda y
seamos una vida llamada temporada una crisálida,
quién sabe y después de qué nuestro polvo sea lodo,
nos amasen nuevamente y nos amásemos de nuevo.

Gayo.18.11.10 descubriendo, en una tarde fría, que las tardes frías son tan cursis como la poesía, el enamoramiento, una cobija en las piernas mirando el firmamento o una rosa alevosamente aplastada entre la pagina 152 y la 153 del libro oficial del buró de la cabecera de la cama.

martes, 16 de noviembre de 2010

Interrogantes…

¿Hace cuántas sábanas, amor,
que no contamos cabras en los montes,
ni Venus monta a galope en los sueños de borregos,
ni contamos besos desalados esperando ser usados
en el filo de la almohada?
¿Hace cuánto qué el colchón
no se repara de nuestros reparos ni
contamos en susurros como cuento
el número de pasos por la piel orquestados
con los dedos ni el repaso del orgasmo,
ni encontramos entre el tableteo de la cama,
el suspiro de mi alma y el sonar de tu mirada el anagrama
que conforman esas dos palabras que escribí sobre tu pecho?

¿Hace cuanto tiempo que el tiempo
no se encuentra entre nosotros ni nosotros
nos contamos uno con el otro?.

Gayo. 16.11.10 en una tarde descubriendo que la estación del metro Etiopia ahora se llama Plaza de la transparencia. Dios, que cinismo de cínicos políticos.

martes, 9 de noviembre de 2010

Cursi

Debería haber ley contra perjuros y ligeros y
satanizar sin miramientos las estafas,
y erigir cual juez a un buen viejo
que nos diga y nos repita; no seas bruto,
nada de eso va en serio,
y mirar la luna como luna,
los suspiros como viento,
las arritmias como aviso para escoger doctor,
tierra y lapida o urna y flama eterna, y
ser justos con la emisión de palabrería
que abarata las palabras, y
al mirar la luna decir simplemente;
ella me recuerda tu persona, es linda, es hermosa
pero allá se queda, no hay suspiro que la baje,
ni promesa que la haga tuya, y
recargar a la pareja en el hombro y
musitarle al oído; si así lo aceptas,
adelante hagámonos pendejos un rato por la vida,
que tal vez eso de novio se divida en no vio y
aceptarse como dicta la naturaleza y
si uno es feo que lo digan, ¡que chingaos¡,
y si es bello; carne busco tu pecado, y
entonces, cuando las cartas estén sobre la mesa
coger como verdad a las falacias y
también a la gitana si está muy buena,
pero entender que en el noviazgo la palabra
es grácil y bella cual gacela escapando
de un jaguar dispuesto a perder la línea, y
entonces, todo dicho en orden, ya sabiendo
que en el enamoramiento todo metáfora,
entender que de ello, la partida duele cual mentira y
es lo único que nunca, nunca es cursi.

Gayo. 09.11.10 En una tarde sin cucarachas, cursilereando y diciéndome; carajos, porque no había viejos a mi lado para que me dieran la doctrina

lunes, 8 de noviembre de 2010

Las cosas para lo que son.

Lo ví justo al aventar la segunda bolsa de los estragos de la farra nocturna, ahí estaba, soportando todo el ocio de su media hora de descanso, cargando el destino de sus profesionales y hermosos 13 años, sentado en la parte más profunda del camión de recolección de basuras. Sus ojos negros, decorados por sus rizadas pestañas embellecían sus hundidos pómulos que semejaban dos enormes platos anoréxicos de sopa, su rostro y sus bracitos hacía tiempo que ya habían sido morenados a punto de chocolate por el sol que a plomo caía sobre su humanidad todo el santo día.
Todo él estaba curtido por el viento, por el frío y la indiferencia de la gente. Su cabello danzaba cada vez que volteaba como hidra peinada por las inclemencias heredadas, y en su mano, en su mano un lipstick color cereza con el que tierna y coquetamente, mas que pintar, grafiteaba sus labios pálidos que contrastaban con la mácula blanca de su mirada.

Lo miré fijamente, no por cuestionarlo, pero sí porque era, en ese su mundo, una hermosa postal surrealista, me miró un poco sacado de onda mientras daba el último retoque de cereza a la boca. Estirando su delgadito bracito esgrimió como espada el lipstick hacia mi cara y dijo; ¿para esto es, verdad?, nervioso le respondí que sí, que para ello era, entonce me miró fijamente de manera cachonda y con su voz que apenas le había cambiado de niño a hombre y de manera seductora me dijo: entonces que chingada madre me vé, las cosas para lo que son, ¿o no?.


Gayo. 08.11.10 En una tarde después de apachurra a una cucaracha gay, ¿qué cómo supe que era gay?, fue sencillo, estaba saliendo del closet.
Pd; que conste, la apachurré por cucaracha, por ningún otro motivo.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Ojalá

Ojalá los recuerdos se dignaran a llevar un orden, alfabético quizás, y comenzar con antes de ti para decirte que lo pasado, contigo, perdió todo sentido, o por orden de aromas y terminar inhalando el humo del taxi en Tlaquepaque en el que montaste rumbo al feudo familiar sin levantar la mano. Por música no, ya sabes que tengo oídos de caracola marina y sólo escucho el hidratar y el desecar de la marea. Ojalá los recuerdos fueran decentes y dijeran hola antes de atentar contra mi corazón de pollo, o mejor aún, que estuvieras aquí para jugarle al macho y extrañarnos sólo al cerrar los ojos después de descansar de los orgasmos. Pero llegan como se les da su chingada gana y por ello en ocasiones te veo en cueros y por ello la tinta con la que te escribo se aguada como cera de pabilo, o comiendo una torta ahogada y relamiéndote los labios, o como nunca te vi; rezando en la parroquia que le gusta a tu hermano atrás de la discoteca Buda.
Ojalá te hubiera echado en la palma de mi mano un verso apetitoso y hubieras comido de él en vez de darle fin al plato de arroz con camarones.
He pensado que tal vez te hubiera enamorado al tocar tu estomago con versos y no hurgando en tu interior con mi carne viva que tanto te apetecía.

Gayo. 06.11.10 acà nada mas “ojaleando” en mis recuerdos.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Hambre de ti.

Que ganas de olvidarme a tu lado del amor un rato,
un instante y
dar paso a una tanda obscena de nuevas caricias
acompasadas de perversidades consensuadas,
con gemidos, gritos,
alaridos o ladridos,
sin reclamos y
con el máximo plural de los orgasmos.
Que ganas de tenerte piel a piel
y en la mirada a parpados cerrados
a la moral sumisa y desmoralizada,
con ganas de abrir los ojos
y mirar al techo y cama, a la cama y techo y
con ganas a las útiles almohadas,
y morir la vida un rato entre sensaciones de araños,
con mordidas de manzanas y
la perdida del alma al filo del tálamo bendito,
alabando el redescubrimiento de los rincones olvidados,

Y después, caramelito, que venga un instante,
sólo un instante de las ganas de olvidar al sexo
para hablar del buen amor recargados
en el cuenco hecho entre los hombros y el pecho,
y mover tu rostro y susurrarte en la nuca;
uno mas amor, satán vade retro… y comenzar de nuevo.


Gayo. 03.11.10 en una tarde extraña, con frío a ratos, con recuerdos en los otros y calor interno que no cesa ni con coca light helada.





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