jueves, 25 de noviembre de 2010

Falsario.

Con los rulos de tu nuca en la plaza
de tu espalda,
con tu boca y la miel de tu avispero,
el la y griega y la latina,
en los juncos en cruz de un bajel
cubriéndose del viento, en el centro
de tus pechos huérfanos de jugo blanco,
en las cataratas golondrinas de una tarde
de mi otoño sobre blancas nubes arrugadas
que saben a verano,
que llueven a verano,
que se miran al ver/ano nadir de tus hermosas blancas nalgas,
que huelen a apenadas sábanas después revolcarnos
en los zumos de la emociones,
en la cara o cruz de una moneda que juraba
por la paz de su dominio
no ser juez,
ni canto,
ni parte,
ni jugara la rayuela por dinero y
hasta en la punta erecta del carajo
donde castigué mis sentimientos a galera.

Ay niño Jesús, a costa de mi fe en las costras
de tu blanca arena he perpetrado contra mí;
la condena en la voz del falsario traductor del ultimo profeta.


Gayo. 23.11.10 acá, en una tarde libre de pensamiento leyendo el diario .

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