En los mares de mis días
aún flotan los escombros
del bajel que me quemaste,
las ceniza de los trapos que
se arrullaban con los vientos a tu lado,
vigas,
tablas y
mis huesos que aún no se reponen.
Aún se puede ver flotando el lábaro
que ondeábamos para medir
en el aire la buenaventura
que decíamos sería el horizonte.
Sin ti tanta agua es muy salada,
tanto que la sal de mi mirada
ahoga el recuerdo
de tu dulce mirar entre pestañas,
entre ausencia,
entre vana esperanza.
En los mares de tus ojos verdes de aceituna
aún debe haber ecos de mis días en tu vida,
aún debe haber alguna astilla
que en tus días de luna y
sombra
haga que te lluevan las mejillas.
Vuelve caramelo a recoger escombros,
en una de esas nos queda una balsa
que nos lleve sobre la mareada
a buen puerto y
le tomamos por asalto el faro
al que persuadimos para ser nuestra guarida.
Gayo 6.4.11 en una tarde en la que me he dado cuenta que la primavera le ha servido a la musa para ir de vacaciones.
lunes, 11 de abril de 2011
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