lunes, 11 de abril de 2011

Lastimeando

Es casi una lástima que tu potencial de amante
se diluya sólo a solas debajo de las sábanas,
es tal vez casi un pecado ardiente que permitas
que mi semen no se deposite donde debe,
es decir, allá en el cuenco de cuerpo
que mi ego dice que me extraña,
que me añora,
que desean apretar mi carne
hasta que de ella emane el zumo de mi fuerza y
la fuerza de mi edad sobre tu espalda.

Si tus ganas no estuvieran tan ancladas
a esa tu moral tan perniciosa,
a ese creer que el tiempo no se acaba,
a sentir que es mejor estar cual sombra lejos
del este cuerpo que te extraña,
ya sabrías más de los misterios del va y ven
que se da sólo por placer sobre la cama,

si no fueras tan envidioso con tu piel y
a tu piel le permitieras llegar hasta este
cuerpo que deseas, a la piel que le rodea
al bao bajo mi ombligo, ya te habría hecho
cerrar de nuevo la mirada en la luz blanca
que se da en un orgasmo,

si no fueras tan duro, acaso un tanto necio,
mis palabras te sabrían dulces a poesía
y ya estarían cayendo las murallas de tus telas y yo,
acaso una vez mas bajo el poder de tu mirada,
sería de nuevo la preocupación de tu experiencia
con ese respírate de extraña manera,
con el disfrutarte hasta la noche,
hasta mañana,

si tan sólo me dieras la oportunidad de nuevo
de partir en dos tu cuerpo e incendiarlo
con el mío y
apagarlo con mis jugos y
de nuevo abrasarlo,
a carta cabal ya sabrías,
ya sabría,
si el sexo entre los dos ha sido o no, sólo fantasía.

Gayo 8.4.11 en una tarde ardiente con horario de verano en donde las ideas se diluyen como cirio de cera, como luna al terminar su ciclo, como el humo de un cigarro poco disfrutado.

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