martes, 30 de agosto de 2011

Víctima de un sueño

Esa noche las cosas se dieron de tal manera que sólo quedaba esperar a que los invitados se fueran cada cual a su habitación para hacernos uno del otro, para que sus dedos recorrieran el mapa de mis carnes y los míos escribieran sobre la suya algún poema que hablara de amor, pasión y sexo, o tal vez sería mejor que hablara sin amor del sonar de sus huesos al compás de los míos, de su hermosa piel canela que cubría su hermosa carne y que a su vez cubriría el bao de la nave que transportaba mi alma en busca de la luz de la suya.

Esa noche estaba puesta para que la ropa cayera, y cayó, sin orden ni plan ni estrategia, la orden pudiera haber sido que la ropa dejara su piel al descubierto ante mi mirada que descubrió que su hermoso color canela era más tenue donde el sol por pena y por la misma ropa, pocas veces tocaba, pero la ropa calló como minuto de respeto ante el sortilegio de los besos y se fue a caer chistar al rincón más lejano de la cama.

El plan era romper las leyes de la física y ser dos materias, una materia, de nuevo dos materias y luego una materia en un mismo espacio, se trataba de corroborar que en ocasiones, durante algunas noches, el sumar uno más uno da como resultado uno.

La estrategia era darnos sin darle oportunidad de parlamento a la tregua ni al armisticio, usando las sábanas aladinas como bandera de guerra si bajarnos de ellas y redoblar la ofensiva, los ataques y asaltos, la toma por la buena de las trincheras, el tomar su alma como prisionera y después intercambiarla por el rehén que ya era la mía.

Esa noche las cosas se dieron como se preveía, todo en lo horizontal fue más que bueno, lo malo es que me quedé prendido de su alma, de su cuerpo e inteligencia aún sabiendo que todo era de paso, solo una noche, solo un rato.

Me dejó porque su hacer no era a mi lado y porque mis expectativas –curiosamente lo único en lo que diferíamos- no correspondían a las suyas que eran más de broma, más de un sólo día con su noche, y realmente lo siento, pues yo soy serio, bastante canalla pero de amar a largo plazo. ¡Demonio! Me había prometido olvidar esa noche ¡pero qué carajos!, ¿a quién puede molestarle ser víctima de uno en los sueños de soñar por las noches?.


Gayo. 30.8.11 en una tarde con nubes grises que pronostican lluvia en los techos, en las aceras, en los prados, en los ojos, en los recuerdos y tal vez, ojalá y así sea, en su corazón.

Nota 1. Las noches sin luna y mis labios sin los suyos son primos cercanos de la melancolía.

Nota 2. Esta nota se rehúsa terminantemente a ser cómplice de las melancolías.

Nota 3. a la Nota 2 se le ha levantado un acta administrativa por rehusarse a cumplir las labores para las cuales fue contratada.

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