viernes, 6 de mayo de 2011

Palabra

Ya no es digna del aroma a miel y leche,
ni del sonido de la melodía huérfana de letra
que mis labios tarareaban al contacto de los tuyos
para contagiarte de palabra,
se nos murió por incendiarla
a leña seca en la hoguera y
no a fuego lento, por no calentarla
con la piedad del baño maría,
agonizó con la distancia,
con las eses de la carretera y
el sisear de la serpiente viva
en los cables del teléfono,
en la o del nudo de la cuerda
que se erigió en dogal, en horca,
en balcón para mirar de frente al patíbulo
como si fuera la puesta en escena de una obra ajena,
perdió su dignidad antes que la fuerza.
Los estertores le llegaron cual suspiros,
como gemidos de arrepentimiento,
cual sollozos sin laringe ni pulmones.

Se nos murió de ausencia terminal, amor, y
con ella todo lo posible, las reconciliaciones y
el derecho al visado en las garitas del recuerdo.


Gayo. 5.5.11 en una mañana sabiendo que dentro de unas horas será tarde, pero de ninguna manera una de mis tardes…

Nota 1. En ocasiones el valor consiste en enfrentarse cara a cara y sin mascara a los fantasmas propios, derrotarlos y bajarlos al plano de la realidad.

Nota 2. En ocasiones la realidad es tan “x” que parece un cuento de verdad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario