Duerme y
con ello da por terminada la palabra,
cierra el pico, acribilla el mañana,
le pone fin a la homilía de la carne,
los besos y
los huesos.
En la estación de la cara oculta
de la almohada nunca se detiene el verbo,
el sueño se mantiene vivo el tiempo
que el esperma tarda en llorar de
nada,
de duda,
de ducha.
Duerme, el silencio ocultará lo hecho,
el acto morirá con el ocaso,
todo es lo mismo, bla,bla bla,
un infame equivoco.
Gayo. 21.5.11 desde el balcón de una madrugada recluido en la miseria de un silencio patrocinado por el alma.
jueves, 26 de mayo de 2011
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