Después de tanto tiempo el reunirnos hubiera parecido una labor titánica, sin embargo, bastó una llamada que se propagó como virus para que todos, menos Paco, quien no recibió la llamada, por fin fuéramos puntuales. Pero ahí estábamos, como en los buenos tiempos.
A Paco se le quería mucho al igual que a Luis su hermano, sin embargo Paco siempre había sido el impuntual de los impuntuales, se salvaba de nuestros regaños porque siempre llevaba a flor de labio una increíble y divertida historia para justificar sus retrasos.
En esa reunión el único que se veía extraño era Luis, quien a su vez era el de mejor manufactura de los dos hijos que conformaban su familia.
Ese día Luis, con un llanto autentico, me dijo que envidiaba a Paco aún cuando a Paco lo hubiera despedazado la noche anterior, en un brutal choque, un camión de valores y lo estuviéramos, de cuerpo presente, o lo que quedaba de él, velando.
Me explicó que le hubiera gustado ir en el auto con su hermano y haber muerto de una vez, así, sin sentir nada, ya que no se le hacía justo estar en el velorio sintiendo en carne propia el dolor de sus padres, me dijo que era la peor chigadera del mundo verlos sufrir por la muerte de un hijo pudiendo llorar de un jalon la de los dos, ya que a él, por culpa de la leucemia, le quedaba, acaso y con suerte, dos meses de vida.
Gayo. 27.12.10 recordado, sencillamente recordando.
Nota el verdadero nombre de Luis era Tsuyoshi, no me pregunten el porqué.
lunes, 27 de diciembre de 2010
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