viernes, 14 de enero de 2011

Magiando

Se están perdiendo, príncipe de azul celeste y gala,
las palabras que atrapé del viento aquella tarde
en que tú y el tiempo
se morían de miedo entre mis brazos,
el tiempo por perdernos y
tú por regresar al claustro sin suelas ni ventanas
que tenían tus dudas junto a tu garaje,
junto a otra mirada,
junto a tu bicicleta en donde al andar
derretías mi horizontes y
tus piernitas de paleta color guanábana con hielo,

se están perdiendo, caramelo,
los alcances de esas dos palabras
que ante tu ausencia derribaban cual remedio
garitas y fronteras,
sueños y verdades,
lunas para aullarles,
significados inventados y
el hueco que en mi vientre de almohada
creaste aquella tarde en que recostado
repasabas con tus dedos la cicatriz
anticipada que también se está perdiendo.

Estoy casi creyendo, casi cayendo en la cuenta
sortilegio mío, que los sueños nos muestran
las maravillas que la vida nos deja de tarea, y
tú eres, eras no lo sé, una nota casi indeleble,
un borrón casi caricia mía, un invento de mi mente,
una magia no aprendida.

Gayo. 9.1.11 en una tarde en la que el Señor hizo magia con el horizonte; sacó pinceles delgaditos, lienzo cielo y colores azul celeste, magenta, gris recuerdo y pintó locuras reales, locuras de ensueño.

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