lunes, 31 de enero de 2011

Habladurías

Desde que la razón se dio en él siempre quiso consagrarse en cuerpo y alma al Señor. Él si sufrió su primera erección, su primer pensamiento lascivo, el primer contacto casual y sin intención de la carne viva y el conocimiento de su alcance. Fue entonces cuando pidió, y le fue concedido, entrar al seminario. Su sueño era conocer todo del Señor y ayudarlo a que quien iba por buen camino siguiera así, y quien no, encausarlo por la buena vera.

Pronto se convirtió en un hombre hecho y derecho. Entendió perfectamente que los actos y pensamientos pecaminosos de la gente provenían en gran parte de su herencia original, es decir de su educación y, otra gran parte, era obra de la curiosidad natural del ser vivo.

Ya como sacerdote oficio catorce mil seiscientas homilías, dos por día incluyendo aquellos en que la gripa le bajaba las defensas. Sus sermones siempre supieron a miel, tanto así que todos quienes lo escuchaban sabían que eran consejos de vida y no reprimendas. En sus ratos de ocio, que eran realmente pocos, ya que mantenía una casa de huérfanos y un comedor publico para indigentes de la tercera edad, leía de economía, de fútbol y política para estar al tanto de las cosas que afectaban, de una forma o de otra, a su Grey.

Siendo pues, de verdad un hombre probo, una noche a solas se le presento el Señor en cuerpo y alma, si es que así se le puede decir a tan divina aparición, habló con él, lo consoló y le pidió que se esforzara más en dar a conocer entre la gente su omnipotente palabra.

Así lo hizo, desde aquel día le habló a todo el que lo quiso escuchar de esa bella aparición, de lo que Él le había dicho, de lo que le había pedido. Lo hizo con tal denuedo que entre su propio rebaño se dudó de su palabra y se instituyó una comisión para internarlo en un sanatorio mental y así lo hicieron aún en contra de sus cariñosas palabras, de sus ruegos, de sus suplicas.
Hoy en día continúa recluido y oficiando dos misas al día entre los locos del sanatorio mental que no lo escuchan, pues locos verdaderos como son, escuchan al Señor a cada instante vía directa y le rezan con sus dementes sonrisas. Él por las noches, a solas habla con el Señor y le reclama acremente su sino, y el Señor cada noche, cansado y cabizbajo, presente junto a él en cuerpo y alma, le repite; perdónalos, no saben lo que hacen.

Gayo .03.01.11 en una tarde en la que el viento, más que viento parece el aletear de ángeles, calidos y buenos.

Nota 1. hablar de él es bueno, pero decir que él hablo con uno no tanto.
Nota 2. mañana habrá lluvia de estrellas
Nota 3. ¿serán estrellas internacionales o locales?

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