Nació de las entrañables entrañas
de tus pensamientos,
de la humedad de tus ganas y
sudores que en gotas de rocío empapó
mis hombros, mi pecho, mi ser de hombre,
mi mente y alma que aún se sujetan a tu imagen
de estampa salida en el pan de caja,
nació, príncipe de luz,
del arrebato de mis ojos de quedarse ciegos
al vestirte,
al atarte los cordones,
al dar la media vuelta y
cerrarla puerta con el ruido sordo
que se queda con las interrogantes,
al pronosticar que nunca más verían
a una cuarta de suspiro tus hermosas blancas nalgas.
Nació al comprender y hacer propia la desdicha
que se anida en las distancias,
al sumar el uno y uno y que el resultado sea triste solo uno,
nació del desliz de tus labios de carnada
al espetarme en la cara tu palabra de quedarte,
de amarme un punto más de lo que yo te amaba,
germinó de la cor-dura de mi sexo,
Nació, terrón de pies de azúcar,
llorando cual niño en tiempo, de tu vientre.
Gayo. en una tarde en la que no pasó el camión de la basura y la basura se arremolinó en los ojos y en los inútiles recuerdos.
viernes, 14 de enero de 2011
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Wow, en verdad que me hiciste recordar algunas situaciones similares que aun las respiro!!
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