Ahora que las hordas en tu tribu
te han logrado exorcizar los ojos
que en mi tiempo te guardaste
en el bolsillo, y
ya no miras ni en tus adentros
el horizonte que por ti robé
la tarde que con versos diseñé
el andamio donde ahora se sientan
para esbozar fantasías ajenas otros ángeles,
otros ojos,
otros dueños,
otros sueños en los sueños,
pasas de largo dando largos pasos de zancudo,
pasos que se comen el asfalto,
pasos de ida y de largo
que patean los botes como quien reniega;
adiós nunca te he visto,
pasas con la cabeza enfundada
en lanas de borrego para no perder ninguna idea,
para no sentir que eres converso,
para olvidar que un día fuiste el guardián
de mi mirada, el apóstol de mis besos.
Gayo. 14.1.11 en una tarde fría en la que tu recuerdo entibia el café y disuelve el verso con el que, cuando pienso en ti, lo endulzo.
lunes, 31 de enero de 2011
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