Qué sería de ti mi miel de avispa
si no te hubiera erigido en mi reino príncipe del ruido;
irías tal vez por ahí como si nada de puntitas
cual cuatrero entre otros candidos borregos
que confían en otros sueños,
ahuecando quizá otra almohada
que no es de algodón de amar como la mía y
tal vez tus vértebras serían de frío como mis anhelos,
qué sería de ti si no te hubiera instituido
como el icono de mis desvelos cuando estoy despierto;
tal vez el hilo del punto de cruz con el que están bordadas
tus blancas alas de ilusión se hubiera desteñido
en otros vuelos a otros brazos,
en otros descender a otros tálamos,
en otro aletear para limpiarlas de silencios
parásitos que tragan sin hacer ni el menor murmullo,
Que sería de mi si alguna vez, o de una vez,
déjaseme de preguntarme que sería de ti
si no te hubiera instituido príncipe del ruido en mi querer y
mi querer y mis angustias de una vez dejaran
de angustiarse en mí con ese tu acre silencio
que me sabe a tanto ruido.
Gayo. 19.1.11 en una tarde en la que el viento es casi cristal para las venas que aún recuerdan como se entibia el te, el café y casi, casi todos los recuerdos.
lunes, 31 de enero de 2011
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