lunes, 31 de enero de 2011

Hubierando

Si tan sólo hubiera sido piel sobre la piel de cama,
una bandada de suspiros, las palabras de cajón
con sus clichés mal aprendidos,
la guerra sobre quien debiera enarbolar
la bandera blanca de armisticio después
de las trivialidades del sabor, el aroma,
el color o la textura de la protección
del germen del futuro.

Si tan sólo hubiera sido una broma
aderezada con la sal de las axilas,
con el dulce elixir del halago y
la mentira, con tu mirada brava
verde de alta mar en calma en la almohada y
no en la absurda inocencia de mi mirada esperanzada.

Si tan sólo hubiera sido el dogal junto a la pena y
la ropa arrumbada por el suelo al pie de la silla
de la esquina y no en el vórtices de las palabras,
tus piernitas de jirón de nube blanca entre
las mías recias, frágiles, amantes de color canela,
una buena pesadilla,
un mal sueño,
sólo sexo en temporada,
del amor de otro reino un simple desliz y
no el entronizar tu testa con imaginación
laureles y un sinfín maldito de hubieras.

Gayo. 25.1.11 en una tarde brillante cual diamante, pero llena de polvo, gris como acero, como el cuerpo de puñal o daga curva, y con dos granitos de ausencia atorados en los lagrimales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario