No sabes cuantas ganas se le escurren
a mis dedos por dibujarle a tu espalda
unas alas y a tu pecho escribirle un verso,
unas alas que al moverse batan con su viento
cada una de las telarañas que aún le quedan
vírgenes a los rincones de tu cuerpo
que se cubren misteriosos con su propio himen,
listos para mi,
prestos a mis dedos,
sólo acariciados por arañas en tus sueños,
no sabes como mueren de ganas
mis dedos por escribirte un hereje verso
que contenga el poder de despertar
tus ganas cual si fuera el hechizo brujo
que al leerse frente al espejo prende
en los nervios un erecto verbo,
no sabes corazón sin dios ni santos
que ganas tengo junto con mis dedos
de llevarte a mi guarida para aposentarte
en la cama de los sacrificios y
sin misa de por medio sentenciarte
a mis caprichos,
a mi leña verde, y
quemarte muy despacio -brujo amor tan brujo-
hasta que los aceites de tu cuerpo todos
sean los que casi apaguen la hoguera
para descansar del fuego y
avivar el tiempo suficiente para releer el verso
escrito con antelación, amor, en el lienzo de tu pecho.
Gayo. 20.1.11 en una tarde que de mística sólo tiene, acaso medio gramo, de su alma que encontré en mis uñas junto con su piel de miel y leche.
lunes, 31 de enero de 2011
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