domingo, 26 de diciembre de 2010

Principiando

Hay veces que engancharte de la espalda
usando las interrogantes
cual si fueras res en el canal no es suficiente
para que la libido se quede lívido cual cirio fantasmal y
comience a olvidarme de tus fuegos de artificio.
Hay veces que no basta con abrirte en dos
con el filo de un paréntesis y
explicarme que la carne sólo es piel y músculo y
que sin alma como fue la tuya no merece
el insomnio por el día al soñar los sueños de a de veras.

Hay veces que no alcanza el ayuno de tu piel de miel
ni del jarabe de ese tu mirar tan dulce para aminorar
el empalago de mi boca ni el dolor de cada una de sus caries,
hay veces que el vomitar tu piel de leche con mis letras
no me calma,
no me dice nada,
no atenúa tu partida ni me llega la esperanzas
de que dos puntos suspensivos le precedan
como hormigas a tu acido silencio.

Hay veces que el había una vez del cuento
sabe sólo a que azul celeste es tan sólo cyan y blanco y
no el color del príncipe del viento, y
me sabe a farsa,
a mentira y como tal la miro y razono y
me siento a escribirte de una vez y
para siempre que hay veces que ya sé, caramelito,
cual es la formula remedio para encerrarte en el olvido.

Gayo. 22.12.10 en una tarde en que rumiar no es suficiente,

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