Han pasado otros cuerpos por la habitación
de paso
donde el paso de otro tiempo al que no pertenecíamos
se ha quedado ciego,
se ha quedado mudo,
se ha quedado invalido de versos
al perderse entre los ruidos de otros verbos,
entre los esgrimas chatos de una sola espada,
en los recuerdos finos como aurora de tu espalda.
Se han posado otros seres en el tálamo
al que bendecimos al crucificarnos
con amor en paralelo,
con pasión de dos en uno,
con humedad que a ríos sobre la piel formaron
sólo sales,
un océano,
ríos de sueños.
Han dormido y no dormido en esa cama otros fríos
que se han muerto tiritando en la ducha sin mis brazos,
sin poesía del artesano de calor que fui contigo,
con la indiferencia del parpadear de la persiana
que se clausuró de luna llena y
de luciérnagas que iluminaron nuestros cielos cual luceros.
Han pasado otros cuerpos que no tiene nada que ver
con el recuerdo de tus pecas y lunares
ni de mí ni de mi absurda forma de adorarles,
cuerpos que no hicieron como yo,
por no saber como se hace de un cuerpo,
cartas, cartas de bóvedas astrales.
cuerpos que se desnudaron de la ropa, y no sé,
tal vez también como nosotros, de prejuicios y
y anacrónicas morales.
Se han cansado de esperarnos y
vendieron mi mejor recuerdo al mejor postor,
con todo y el escenario.
Gayo. 16.12.10 en una tarde recuerdeando un hostal de paso que debió de ser de fijo, pues cuando ahí morábamos, moraba con nosotros la luna, los luceros, millones de fuegos de artificio, y curiosamente triste en un rincón, la felicidad de paso.
jueves, 16 de diciembre de 2010
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