martes, 22 de febrero de 2011

Revuelviendo

Uno busca y
busca pan con todo su aroma,
la contraparte ha vivido seca y
requiere sólo fatuo migajón caliente
pues sus días no han comido,
el hambre en las manos muerde y
no se fija qué se ofrece,
quien se rompe,
quien se da y
la homilía se revuelve.

Es como querer borrar las ojeras
estrujando los ojos que perdieron
los parpados de antemano.
La mesa estaba puesta y
aún con resquemores
se está petrificando
esperando un si como remedio.

La franqueza se lavó la cara y
tan desnuda como estaba no
pudo enjuagar las manos,
escribió en la cáscara de pan
pensando que era sólo carne.

Una parte pierde el habla
al navegar en las contradicciones,
la contraparte la perdió en el sexo y
ahora queda sin respuestas
ajándose a fuego lento en las frivolidades.

Gayo. en una tarde con una luna muy hermosa sin percha en donde colgarla, desnuda de nubes y luceros.

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