martes, 22 de febrero de 2011

Hieleando

El día que sacaste sin detalles
de una pésima chistera tu adiós,
también sacaste navegando
las estrellas de mis ojos,
no quedó mas que la luz real
que sabe a oscuridad cuando
se ama y
no se es correspondido,
no quedó en mi boca ni una
redentora gota de saliva para
las heridas que nacieron ese día,
esa tarde,
esa casi noche,
ese día sin padre en el que busqué
agua de hiel para endulzar el resabio
de la miel de avispa que dejaste en mis labios
y solo encontré el vinagre de mis ojos,

ese día sin luceros ni rosa de los vientos
se perdió en los recovecos de la noche en pleno y
no se haya,
no se encuentra,
sólo espera terco como yo el cambio de estaciones
para ver por fin si llueve y
regresan a mis ojos navegando las estrellas.


Gayo. en una tarde mustia en la que el sol le ha pegado con saña a la acera y ahora, como arrepentido, deja que el viento se asemeje a una brisa fría como ausencia.

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