martes, 22 de febrero de 2011

Costumbreando

Tengo la manía absurda de evadir la realidad
y creer que el silencio al madurar se vuelve ruido,
así como el llorar por lo bajito puede construir
debajo de los ojos grises canaletas, o como esa
maldecida forma que tiene la luna de cambiar y
echarme a perder la mágica ilusión cuando de nuevo
es sencilla blanca luna.

Son desatinadas conjeturas, caramelo, tonterías de
buscar una razón en donde nunca hubo conciencia.
La verdad es que ahora que el tiempo se me ha bautizado
como medida de distancia cada vez te veo mas tarde, y
el silencio con el que ataviaste tu partida suena fuerte,
suena a ruido en mi cabeza.
Hace tanto que te fuiste que no puedo ya más que pensar
que la verdad es que desde antes de que te hiciera
al olvido ya estábamos perdidos,
extraviados sin remedio,
condenados por el tiempo a las trivialidades
de los besos y caricias por costumbre.


Gayo. 5.2.11 en una tarde acalambrada por la realidad y la distancia. Una tarde escondida atrás del horizonte desde donde apenas deja ver sus ojos tímidos mirando en rumbo de lo que parece realidad…

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