No termino de soñarte, no te sales,
no respetas el intento de olvido.
Cada noche te presentas
con tu piel de leche desnuda ante mis ojos,
sales de la nada donde al parecer te has encontrado.
Sales ofreciéndole a mis labios la sal
de mis demonios en la palma de tus manos,
exponiendo tu blanco tafanario a mis dedos,
al deseos y a las perversiones.
De nada vale que me oculte
tras convencionales rezos
con los ojos muy abiertos debajo
de los trapos de la cama,
llegas y me llueves perlas en el pecho,
en la frente, en el blasón que emerge
de mi cuerpo cuando me erotiza tu aliento.
No respetas ni las pesadillas donde te descubres
desde atrás de la apnea a mojarme con alevosía las axilas,
la frente, el bajo vientre, el madral de angustias
que lloran las distancias, mis garitas,
el amor que aún me resta y las fronteras.
Gayo.1.2.11 en una mañana en la que el Don no se conformó con dejar de su imaginación un hermoso horizonte que pintó cuala acuarela y sacó su luna delgadita, afilada, blanca como uña bien manicurada y borro con ella los rojos fuego para darle paso a los azules cielo.
martes, 22 de febrero de 2011
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