¿Qué has hecho querido terroncito
de la cueva sima de tu ombligo?
¿Aún escondes de tu intolerante tribu
en ése nuestro hueco tan sagrado las cenizas
de estrellas que sacrifiqué a tu nombre en tu espalda
altar de todas mis locuras?
¡Ay! que blanco tu espinazo piel de leche,
que dulce tu locura en mi boca miel de avispa,
que brillantes estrellitas migajitas los lunares
de tu erótica zalea…, y que duro, que tremendo,
que severo éste recordarte y recontar las idas y venidas
a tu abraso en ésta humedad de fuego de artificio.
No sé si en tu vida tú te lo preguntas,
pero aún guardo en la parte blanda
de mi pecho el acertijo de tus besos
ahogados con tus lágrimas. Aún tengo
ésos versos que revivo boca a beso
cuando me recuesto en la cama
a recordar los rezos de tus manos y
a solas juego ha ondear tu sexo
en el astil de mi cuerpo. Siempre guardo
para ti un espacio, un latiente hueco en el pecho,
una cima por si acaso el deseo te rinde,
un cariño para tu alma y en mi cicatriz original
la redención de lo que a ojos de creyentes, se ve como pecado.
Gayo. 26.10.10 En una tarde tan calida, que sólo por ocio, dan ganas de freír huevos en la acera…
martes, 26 de octubre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario