viernes, 8 de octubre de 2010

Escapulario…

En una tarde lejos de mi religión que es tu alma
y del templo sin cruces ni llantos que es tu cuerpo,
miré otro horizonte, príncipe,
enorme de grácil figura y coronado
con una aura incandescente de pecado ardiente,
¡ah!, que dorados sus cabellos de trigal segado,
que azul el cielo debajo de sus cejas,
cuanto valle entre el monte donde monta Venus
y lo pectorales que movía como fuelles,
que sensualidad de labios rojos;
tal como ésas tardes en que Dios olvida la paleta
y sólo pinta en el cielo espiritualidad erótica de amantes.
Cuanto fuego del averno y yo sin ti mi pila de bautismo,
cuanta tarde para arrodillarme y volverme de tu religión converso,
¡ay Señor!, y yo tan solo y débil, tan sólo débil carne,
¡ay Jesús¡, qué sería ahora de mí y de aquello que nos une
si en mi pecho no portara el escapulario que
tejí con tus pelos, vellos y cabellos,
qué sería de mí si en vez de escribir
escupiera tinta blanca en otros cuerpos
cuando el dios de las hormonas me posee,
qué sería de ti y de tu ego si leyeras lo que escribo
y además lo entendieras.


Gayo. 08.10.10 en una tarde de dos palomas, un charro negro; ambos con tequila blanco, un Padre Nuestro, y dos aves perdidas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario