viernes, 1 de octubre de 2010

Mi amar.

Mi amar nunca entendió de dudas,
ni de sol,
nubes o cascaras de cielo convertido en lluvia,
ni de temporadas de bureles y cogidas,
ni de modas de corbatas
o de anaranjados tenis mirando por lo bajo de la cama,

mi amar era uno,
de una pieza
y se me murió el canalla,
mejor dicho se me suicido ahorcado
con los rulos de tu nuca
en la plaza de tu espalda,
pereció sin comprender el novilunio,
ni la oferta de tus labios,
ni el sexo de tus blancas nalgas,

mi amar tenía colmillos curvos,
tenía la medianía de tu cuerpo como presa,
la muerte atorada en la manzana;
no le cupo la distancia y no lo culpo,
era primitivo
y no sabía de conjugaciones en el tiempo,

¿ahora qué me digo a mí
si ya no tengo nada más que el gran temor
de saber que tú solo te colgaste
en el pecho la maldita maldición
del alma de mi amarte que dice que irás
amando y siendo amado?

pero un día,
en un revolcón de sentimiento,
o en alguna noche a solas
voltearas los ojos hacia adentro,
y al erizarse los vellos de la cordillera de tu espalda
sabrás a ciencia cierta que mi amar,
ése que cambiaste por un pan de caja,
era ostia, no una pendejada.


Gayo, 29.09.10 en un día de mira por la pinche ventana.



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