De haber sabido que tu miel era adictiva,
me habría saltado el recorrido
por tus cejas sombra flor de tu mirada,
no habría bebido los diamantes
de agua que rodaron por la comisura de tus ojos
ni tampoco de tus labios fuente de febril locura,
de haber sabido lo que ahora sé,
acaso habría detenido un poco el paso al rededor
de las pequeñas auras ronchas de tu pecho
y otro tanto sólo a explorar el coral pasión
que habita en las profundidades de tu ombligo,
para después dulce cordero divino, tirarme de una vez
y con lujuria, a beber de tu blanca miel tan adictiva.
Gayo. 06.10.10 Si el corazón entendiera de razones hace tantos versos luz que ya serías culto anacrónico y pasado. shiaaales…que cursi.
miércoles, 6 de octubre de 2010
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