sábado, 23 de octubre de 2010

Noche …

Derrumbado bajo el negro invierno
cual posesa lagartija en posición inversa,
en una noche estrellada común como cualquiera
y adorando como a ti al insomnio pertinaz dueño de mí,
llené los ojos de agua mía,
de sueños de ti mi embeleso y de luna llena en temporada.

¿Cuánto oxido se ha escurrido desde el calendario
hasta las manillas del reloj que ya no me despierta?

Ojalá y nunca me perdones para que jamás me olvides
cuando sepas que no te aúllo más en estas bellas noches,
ni tengas compasión a mi memoria cuando despiertes de tu sueño
y sepas que olvidé la piel de lobo en la silla del rincón
cuando la zalea oreábamos con aquellas sábanas
de habitación de hostal sin desayuno.

¿Cuánta luz evaporó las sombras de nosotros?

Tengo mis certezas mi Delfín,
pero ve; te re-cuerdo y me confieso;
cuerdo dueles lo que enamorado me valía,
ay Jesús, qué distancia pies de arena,
cuánto tiempo piel de harina,
qué silencio ángel de la pierde,
cuánto ruido dorada cascara de bollo,
cuánta agua noche de mis ojos,
qué sueño eterno noche amor,
qué noche tan oscura, común como ninguna.

Gayo. 23.10.10 garabateando en un ciber de renta en las entrañas del metro después de mirar, sin querer (lo juro), una tremenda colección de nidos en axilas. guácala.

Príncipe

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