Déjame cubrirte con mis años
mientras tú lo haces con tu piel
bella, verde, joven,
con tu pelo jirones de miel cielo,
y rindamos cuentas
a las urgentes fantasías
del amor de locos
en el cuerpo de tímidos corderos de domingo
mientras nuestras ropas-pieles
/que allá afuera miran los lobos
que se dicen hombre/,
duermen en la alfombra,
quedémonos de piel tú en mí
y la mía que también te cubra,
cerremos puertas y ventanas
y mientras la tarde gime su caída
y la noche llora en silencio su llegada,
ábreme pequeño, ábreme los ojos,
deja maravilla que te observe,
cierra tu mirada y siente corazón
como me palpita el alma en el amor,
has que tus piernas queden quietas
en mis hombros mientras
mi aliento las calienta
y me miro en movimiento en tus ojos de hombre
cuando nuestras almas se froten una a la otra
y que le duela a quien le duela
nos volvamos sin prejuicio alguno, uno solo,
y que el dios del hombre intolerante
que no entiende de amores nos perdone
si le place,
mientras nuestro amor de hombres
se empapa de simientes,
y le hace el verdadero sacrificio
a nuestro Dios que es pleno de amor;
sin etiquetas, sin nombre, sin prejuicios
sin los dramas de los sacerdotes
que se dicen hombres
y nos mandan infierno,
mientras cubren con enormes faldas
sus verdaderas perversiones...
6ayo 21.2.10
miércoles, 3 de marzo de 2010
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Duro y a la cabeza con los laicos me queda claro por éste y otros que te he leído.
ResponderEliminarMe gusto es un placer leerte siempre.
Saludos!
Como ya tienes un comentario, vengo a ponerte otro. Me fascina tu modo de escribir y es una suerte poder decírtelo.
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