miércoles, 23 de marzo de 2011

Perpetuideando

Qué vas hacer conmigo
cuándo ya no tenga sexo,
ni brazos,
ni piernas, y
el tronco sólo sea una caja hueca
sin lugar a resonancias, y
a mis ojos sean las sombras todas
las que lleguen y
ya no tenga párpados
para cubrirlos de temores,

qué vas hacerle a mi nombre
cuándo sea más número que letra y
se mantenga en la costilla
de un simple expediente, y
mis labios y
mi lengua no se muevan para reclamarle
a los terrores que no vuelvan,
que no abracen mi recuerdo
cada vez que la gaveta se abra y
sea mi número y
mis letras las que no se muevan,
las que nadie busque,
las que queden arrumbadas
tras la broma del destino,

qué vas hacer con los gusanos
que se cuelguen de las cuencas
de mi cráneo cuando ya no quede carne,
cuando todo haya pasado,
cuando todo sea un jirón de pelos
adornando acaso una sardónica sonrisa,

qué haré yo cuando me lleves y
a un lado de tu plano me vea como despojo,
sin luz,
sin voz
ni movimiento cuando exhumen
lo que quede, cuando la perpetuidad
del papel del camposanto haya vencido
como todo vence
entre tus manos de reloj y calendario.

Gayo. 3.3.11 en un tarde en la que pasó por mi mente que todo pasa cuando ya es tarde, cuando no hay remedio ni lágrima que riegue lo que ya es árido para las tardes

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